lunes, 15 de octubre de 2007

Contra los kurdos y contra todos

Análisis de Hilmi Toros

ESTAMBUL - Turquía bombardeó aldeas kurdas en Iraq el fin de semana en represalia por supuestos ataques del separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Mientras, el gobierno del primer ministro Recep Tayyip para una operación militar transfronteriza de mayor envergadura.

Los combates están plagados de escollos. Una posterior retirada, aun más. He aquí el dilema.

El gobierno procura, y con seguridad obtendrá, el aval del parlamento para una gran operación militar en Iraq con el propósito de eliminar a unos 3.500 miembros del proscrito y separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) allí apostados.

Los insurgentes son considerados responsables varias operaciones en el sudeste de Turquía desde el norte de Iraq.

El gobierno decidió actuar después de la muerte de 15 soldados en dos días, la semana pasada. Desde enero murieron unos 200 efectivos y la población turca exige una represalia militar contra los separatistas.

Turquía reunió numerosos efectivos y armamento a lo largo de la frontera con Iraq.

Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Rusia advirtieron a Turquía que no deberá recurrir a ataques militares unilaterales. Por su parte, el gobierno iraquí declaró que toda incursión turca sería considerada una violación contra su integridad territorial.

Mientras, los turcos parecen a la expectativa.

El comandante de las fuerzas armadas turcas, Yasar Buyukanit, declaró en abril que una operación militar era factible y aconsejable, pero el gobierno rehuyó el asunto por las elecciones legislativas del 22 de julio.

Pero ahora, y con las bajas en ascenso, el portavoz del gobierno Cemil Cicek anunció tras una reunión de emergencia que "se acabó el tiempo de palabras".

Los funerales de los soldados caídos suelen terminar en manifestaciones que claman venganza y reclaman una dura respuesta militar.

"Nadie puede venir a darnos lecciones sobre operaciones transfronterizas. ¿Acaso Estados Unidos nos consultó antes de invadir Iraq desde decenas de kilómetros?", exclamó Erdogan ante una multitud en Estambul, en lo que fue la crítica más dura, desde que llegó al poder en 2002, contra el gobierno de George W. Bush.

Estados Unidos y la UE consideran al PKK una organización terrorista. A Turquía le enfada que Occidente no tome medidas concretas en su contra en el norte de Iraq, controlado por aliados kurdos de Washington.

Turquía, además, llamó en consulta a su embajador en Estados Unidos, enojado por la propuesta de una Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de ese país de calificar de genocidio la masacre de armenios a principios del siglo XX.

De haber actividad militar, será algo más que un duro ataque pues, como dijo el ministro de Defensa Vecdi Gonul, no se necesita aprobación del parlamento para una operación limitada.

El ejército turco ingresó por lapsos cortos al norte del Iraq unas 24 veces desde que comenzó la lucha del PKK en 1984 y lanzó operaciones de hasta 72 horas y unos cinco kilómetros en territorio iraquí. En el conflicto murieron decenas de miles de personas.

Turquía tiene unos 2.000 soldados en la frontera con Iraq, según un acuerdo firmado entre los dos países hace 23 años. El mes pasado firmaron otro convenio al respecto, pero no incluye acciones del ejército turco en territorio iraquí.

Un nuevo ataque, si ocurre, podría desatar un conflicto sin fin a menos que se cree una zona de contención que evite el ingreso de insurgentes kurdos a Turquía, dijo a IPS Jérôme Bastion, periodista y analista de Estambul.

Es difícil que se trate de una operación rápida. "No será fácil terminar con la insurgencia", sostuvo Bastion.

"El ejército turco puede verse enfrentado con efectivos kurdos iraquíes que controlan la región. ¿Y qué pasaría si choca con soldados estadounidenses? Es una posibilidad que asusta, pero no irreal", afirmó.

La aprobación del parlamento puede ser la carta de triunfo de Erdogan para presionar al gobierno iraquí y a Estados Unidos a que combatan a los insurgentes kurdos si no quieren que lo haga Turquía.

Ankara y Washington son aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) desde hace más de medio siglo, pero sus vínculos se deterioraron después de que el parlamento turco no autorizó el ingreso de soldados estadounidenses a su territorio para derrocar a Saddam Hussein (1937-2006), quien gobernó ese país de 1979 a 2003.

Por su parte, los kurdos han sido aliados de Estados Unidos en el deteriorado mosaico iraquí.

Turquía y Estados Unidos aún pueden salvar sus diferencias y evitar que Ankara recurra a la fuerza, indicó el profesor Ilter Turan, especialista en cuestiones turcas y vicepresidente de la Asociación Internacional de Ciencia Política.

"Ante la determinación de Turquía de aplastar al PKK es posible que Estados Unidos presione a sus aliados kurdos para que le entreguen uno o dos importantes líderes rebeldes. Eso calmaría a la opinión pública turca y evitaría la opción militar", sostuvo Turan.

Turquía teme que de crearse un Kurdistán independiente y rico en petróleo, los kurdos turcos, más de 20 por ciento de los 72 millones de habitantes, adopten medidas similares o al menos pretendan más autonomía, o incluso formar una entidad separada.

Un ataque turco en el norte de Iraq puede ser considerado por la comunidad internacional como una invasión y una ocupación.

Eso exacerbaría el nacionalismo kurdo transfronterizo y afectaría también a Irán, donde viven unos cuatro millones de kurdos, y Siria, con dos millones, según Sedat Laciner, director de la Organización Internacional de Investigación Estratégica, con sede en Ankara.

En el norte de Iraq viven unos cinco millones de kurdos.

El costo para Turquía de un ataque contra Iraq podría suponer unos 10.000 millones de dólares en capitales extranjeros que se pierdan, además del gasto propio de la operación militar. También podría condenar al fracaso su polémico ingreso a la UE, señaló Laciner.

Hay un sector de la sociedad turca, liderada por influyentes analistas políticos liberales, que alega que la erradicación de unos 3.500 separatistas del norte de Iraq y la neutralización de otros 1.500 en territorio turco, no soluciona el prolongado problema kurdo.

"No basta sólo con una respuesta militar", indicó Mehmet Ali Birand en el diario Posta, al subrayar la necesidad de mejorar la situación en el sudeste de Turquía donde vive la población kurda. La zona no se beneficia del auge económico del resto del país.

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