viernes, 19 de octubre de 2007

Bolivia: furia contra los prostíbulos

Unas mujeres queman calzado y ropa de prostitutas en el Alto
La policía no pudo controlar a los manifestantes que destruyeron unos 50 locales nocturno

Los prostíbulos, bares y cantinas de la ciudad de El Alto, en Bolivia, son el blanco de una violenta arremetida de vecinos que exigen su cierre definitivo.

Según fuentes vecinales y municipales, los últimos tres días, al menos 50 locales nocturnos fueron destruidos, sin que la Policía pueda controlar a los manifestantes.

En su furioso recorrido, ciudadanos organizados en juntas escolares y vecinales, además de estudiantes de colegios, incendiaron electrodomésticos, catres, ropa y hasta un vehículo que sacaron de los bares y burdeles.

¿Policía implicada?

La ira de los vecinos aumentó cuando encontraron, entre la ropa de las prostitutas, uniformes de policías y chalecos antibalas de uso oficial.

Quema de colchones y muebles en el Alto
Residentes, que protestan contra la inseguridad, queman los muebles y los colchones de prostíbulos.
Entre gritos, las mujeres acusaron a los efectivos de ser dueños de algunos locales.

Ante esa acusación, el viceministro de Seguridad Ciudadana, Marcos Farfán, dijo que instruyó al "Comando General de la Policía para que se realice mediante los órganos correspondientes del control interno de esa institución una investigación respectiva".

Los manifestantes culpan a los dueños de los centros de diversión de pervertir a menores de edad.

Además, se quejan porque el centro de la ciudad se convirtió en una zona roja, donde merodean prostitutas, alcohólicos y peligrosos delincuentes.

Las meretrices están molestas porque está en riesgo su fuente de trabajo y amenazan con marchar desnudas por la calle y con ofrecer sus servicios sin protección sanitaria.

Los ataques a los bares y prostíbulos terminaron en actos de vandalismo. Los delincuentes aprovecharon la confusión para robar y, en ese caso, la policía tuvo que intervenir para evitar actos delincuenciales.

El Alto es una de las ciudades más pobres de Bolivia, está entre las urbes más inseguras.

Sus habitantes se jactan de ser los más rebeldes del país porque en octubre de 2003 protagonizaron sangrientas protestas que acabaron en la renuncia y posterior huída del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

Sin normas

La ciudad de El Alto está a 4.000 metros sobre el nivel del mar, tiene sólo 22 años de vida, pero ya cuenta con 865.000 habitantes, la mayoría aymaras llegados del área rural en busca de un mejor destino.

Precisamente porque es una ciudad joven y en acelerado crecimiento, no tiene normas claras sobre el funcionamiento de sus locales nocturnos.

Quema de colchones y muebles en el Alto
Ante la ola de ataques, el alcalde de El Alto, decidió clausurar todos los locales ilegales.

Muchos están ubicados cerca de las escuelas y, según los padres de familia y los propios estudiantes, los menores de edad entran a beber sin ningún control.

En esos locales, el cliente encuentra, sin necesidad de trasladarse de un lugar a otro, el bar, el restaurante, el karaoke y el alojamiento, donde atienden las meretrices.

"Nos duele que estén niños y jóvenes en esos locales. Además hay muchos crímenes", relata a BBC Mundo Remberto Cruz, el dirigente de la Federación de Estudiantes de Secundaria, uno de los organizadores de la protesta.

Hasta el final

Cruz dijo que los ataques a los bares continuarán "hasta acabar con todo esto". Los jóvenes estudiantes se declararon en huelga de hambre exigiendo la renuncia del alcalde Fanor Nava.

Nos duele que estén niños y jóvenes en esos locales. Además hay muchos crímenes.
Remberto Cruz, Federación de Estudiantes de Secundaria

El director de la Oficina de Defensa del Consumidor (Odeco) de la Alcaldía de El Alto, Orlando Lafuente, informó a BBC Mundo que en tres días fueron destruidos 37 bares y 14 lenocinios, haciendo un total de 51 locales.

La autoridad no supo precisar el número de locales nocturnos que operan en El Alto, pero dijo que sobrepasan los 1.000 y que el 70% funciona de manera ilegal.

Ante la ola de ataques a los centros de diversión, el alcalde Fanor Nava decidió clausurar definitivamente todos los locales ilegales.

Las meretrices están molestas porque está en riesgo su fuente de trabajo por lo que amenazan con marchar desnudas en la calle y con ofrecer sus servicios sin protección sanitaria.

En medio de este conflicto que aún no tiene solución, el Gobierno, el Alcalde de El Alto y la Policía se culpan de no haber ejercido los controles necesarios.

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