domingo, 3 de junio de 2007

La anticumbre de Rostock: entre la paz y la piedra

En Rostock transcurre una jornada tensa en la que opositores a la globalización se manifiestan pacíficamente, mientras otros arrojan piedras a la policía. De cuando en cuando, ésta avanza a pie y en tanquetas.

El ánimo que priva en Rostock no admite calificativos contundentes. Por una parte, miles de manifestantes portan las banderas y los métodos más diversos. Algunos se expresan pacíficamente, mientras otros cantan música folk en un festival al aire libre.

Los menos arremeten encapuchados contra las fuerzas policiales, arrojándoles piedras, cócteles molotov y otros objetos. Están, como siempre, bien organizados: al unísono avanzan y así mismo se repliegan. Son ellos los que acaparan la atención de la prensa, que habla de "serios incidentes".

Pero lo que hay en realidad son daños materiales de consideración, sobre todo en vehículos particulares. Por lo demás, la policía reporta heridos por ambas partes. La manifestación se prolongará hasta las diez de la noche, hora centroeuropea, y quizá toda la madrugada.

Manifestación tensa, pero pacífica

Todo ello no minimiza el carácter mayoritariamente pacífico de la protesta, en la que participan miles de personas bajo un lema ya conocido: "otro mundo es posible". Tampoco mitiga la preocupación de las autoridades, bajo la suposición de que los enfrentamientos irán creciendo en intensidad conforme se acerque la cumbre de Heiligendamm, del 6 al 8 de junio.

Manifestantes se repliegan ante el avance policiaco.
Manifestantes se repliegan ante el avance policiaco.

Y es que en algunas banderas desplegadas en Rostock, y en muchas mentes también, figura el recuerdo de lo sucedido en Génova en 2001, cuando el joven Carlo Giuliano fue alcanzado por un proyectil y a raíz de ello perdió la vida. También penden en el ambiente las escenas de Seattle, Praga y Guadalajara.

El enfrentamiento es latente, y ambas partes parecen bien aleccionadas. Porque la batalla, si es que la hay, por el momento no se ciñe a las calles sino que se extiende al terreno de la propaganda. Las cifras, por ejemplo.

Algunos reportes hablan de 25.000 personas, de las cuales 2.000 emplearían métodos violentos, mientras los organizadores dan una cifra de 80.000 asistentes en total. En cuanto a los heridos, lo mismo se habla de "unos cuantos" que de 10 elementos policiacos atendidos por heridas y lesiones.

Otro desafío al describir estos sucesos viene de los mismos manifestantes. Los reportes coinciden en que en general es una protesta pacífica en la que participan lo mismo militantes de izquierda que grupos de católicos opositores a la globalización. Pero también se dio cuenta de avanzadillas por parte de neonazis en Berlín, también con motivo de la cumbre del G8.

Reacciones políticas

Así que el resumen ejecutivo debiera hablar de un grupo heterogéneo, con todo lo bueno y malo que esto implica. En tanto, la canciller Angela Merkel volvió a defender el concepto de cumbres como la de Heiligendamm. "Si queremos una forma más humana de globalización, no basta con que dos jefes de Estado se reúnan", dijo la jefa de gobierno. "Todos los actores principales deben dialogar y desarrollar estrategias conjuntas".

Merkel reconoció que la discusión en torno al cambio climático y sus posibles soluciones será difícil. "Es de esperarse que el debate sea intenso para integrar un compromiso común. Pero espero que podamos presentar avances en cuanto a la situación actual".


A su vez, Juan Somavia, director general de la Organización Mundial del Trabajo, hizo un llamado a los jefes de Estado para que el empleo figure como uno de los temas principales durante la cumbre. "Luego de que durante décadas nos concentramos globalmente en un modelo económico de crecimiento, ahora debemos alcanzar un consenso acerca de cómo lograr más y mejores puestos laborales", dijo el chileno en adelanto de la edición dominical de Die Welt.

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