martes, 5 de junio de 2007

Activistas rigurosamente controlados

El control del gobierno alemán sobre activistas de la sociedad civil y de la izquierda para impedir "alteraciones violentas" de la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8), que comenzará este miércoles, ha sido un fracaso.

Las autoridades habían ordenado ya a mediados de mayo el registro de viviendas privadas y oficinas de activistas críticos de la globalización, e incluso interrumpió conexiones a Internet y requisó computadoras y teléfonos celulares.

Además, suspendió temporalmente la aplicación del Acuerdo de Schengen, el tratado de la Unión Europea que garantiza el libre movimiento de personas a través de las fronteras, así como la vigencia del derecho constitucional a manifestarse cerca de Heiligendamm, ciudad sede de la cumbre.

Hasta el 10 de junio, todos quienes viajen a Alemania deberán pasar por controles de identidad en todos los aeropuertos y otros cruces fronterizos.

Pero todas esas medidas preventivas resultaron fallidas.

Tras un acto pacífico contra la cumbre celebrada el sábado en el puerto de Rostock, sobre el mar Báltico y a unos 15 kilómetros de Heiligendamm, fuerzas policiales y autodenominados manifestantes "autónomos" se enfrascaron en una violenta batalla callejera.

Según informes oficiales, 400 policías (algunos con huesos quebrados) y un centenar de manifestantes fueron tratados en hospitales cercanos. Numerosos automóviles y comercios del lugar fueron destruidos, algunos incendiados.

Las manifestaciones se reiteraron el domingo y este lunes. Este último día, incluso, organizaciones de la sociedad civil reclamaron por la vía judicial la anulación de la prohibición de manifestaciones.

Se prevé que este miércoles habrá en Rostock unos 100.000 activistas críticos de la globalización para protestar contra la cumbre del G-8.

Luego de las batallas callejeras, activistas y autoridades mostraron posiciones divergentes sobre la responsabilidad de la violencia.

El ministro del Interior del estado alemán de Mecklenburg-Pomerania Occidental, Lorenz Caffier, acusó a grupos "autónomos" de "destruir la imagen de una manifestación pacífica y legítima".

El término "autónomo" denota en Alemania a la extrema izquierda y a grupos anarquistas que en ningún caso están vinculados con la sociedad civil organizada.

Pero aunque este sector radical podría ser fácilmente identificado en Alemania, el gobierno no concentró sus medidas preventivas en él.

En cambio, Monty Schaedel, portavoz de la Alianza de Acción de Rostock que organizó la manifestación del sábado, acusó a la policía de "contribuir con la escalada de violencia" con su "comportamiento torpe y poco profesional".

Schaedel aseguró que, durante los desmanes, agentes "golpearon a ciegas a la masa de gente" sin ningún objetivo tangible ni racional.

"La incursión de policías equipados con traje de combate, casco y bastón de goma en una multitud de un millar de manifestantes sólo puede entenderse como una provocación", dijo el activista.

Antes de la manifestación, las autoridades policiales habían asegurado que habría allí "equipos de desescalada" para impedir estallidos de violencia, según Schaedel.

"Durante el acto, no hubo señales de esos equipos policiales de desescalada. Por el contrario, la policía actuó alimentando la espiral de violencia", dijo.

Los disturbios del sábado estallaron cuando un grupo de activistas radicales vestidos de negro y enmascarados --por lo tanto, difíciles de identificar-- atacaron a un pequeño autobús policial que patrullaba las calles de Rostock después de la manifestación.

Los agentes respondieron al ataque y salieron a la caza de esos activistas, que, a su vez, les arrojaron piedras y botellas.

Cien manifestantes fueron detenidos ese mismo día, y casi todos ellos habían sido liberados el domingo.

La cumbre del G-8, que reúne a los países más poderosos del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Rusia), se desarrollará en Heiligendamm entre este miércoles y el viernes

La agenda de la reunión incluirá asuntos de política internacional, entre ellos medidas concretas para combatir la pobreza en África, reducir el desequilibrio del comercio mundial y el control de los fondos financieros especulativos.

La justicia alemana prohibió las manifestaciones cerca de Heiligendamm, razón por la cual las organizaciones de la sociedad civil planificaron protestas en ciudades cercanas, incluida una "cumbre alternativa" este martes en Rostock y marchas ese mismo día para impedir la llegada de las delegaciones oficiales a la sede de la conferencia oficial.

Este martes, además, habrá varias actividades, incluido un concierto de rock en el que participará Bono, cantante del grupo irlandés de rock U2.

La cumbre del G8 abrió paso a un renacimiento del movimiento crítico de la globalización en Alemania.

La filial nacional de ATTAC, organización fundada en Francia para alentar la creación de un impuesto mundial a los movimientos transnacionales de capitales especulativos, recibió cientos de solicitudes de afiliación en los últimos meses.

Entre ellas figuran las de conocidas e inesperadas figuras políticas., como el conservador ex ministro Heiner Geisler.

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