domingo, 5 de agosto de 2007

Barcelona invita a salir del armario

  • La capital catalana ya es la nueva meca gay del sur de Europa
  • Un 2% de los turistas que visitan la ciudad, unos 240.000, buscan una oferta de ocio homosexual
El semáforo está en rojo y en la esquina de la calle de Diputació con Aribau, en el distrito del Eixample, una pareja de gais guapos y musculosos aprovecha para darse un piquito. Cruzan y se encuentran con otra pareja bonita --inglés-brasileño-- que desayuna en una terraza de una cafetería de diseño. Tras saludarse y despedirse en inglés, la pareja se topa con un turista que los mira asombrado. Ellos ni se dan cuenta y desaparecen en una tienda de ropa con la bandera del arco iris. El asombrado entra en la librería Nosotr@s, un espacio para mujeres lesbianas.

Este turista se llama Giovanni Arancho, es siciliano, gay y desde que llegó a Barcelona, el pasado miércoles, confiesa que no hay manera de quitarse la mueca de asombro de la cara: "En esta ciudad la gente es de mente abierta. Italia es un gran armario donde nosotros no nos podemos expresar libremente. Aquí conoces gente, te puedes mostrar en la calle y no pasa nada".

Giovanni se hospeda en el Hotel Axel, el primer hotel gay del mundo, y ha llegado a Barcelona encandilado por "toda la gente que mueve el Loveball", uno de los festivales gais más importantes de Europa y que espera atraer, desde el pasado miércoles hasta el próximo martes, 30.000 gais y lesbianas.

De momento, Giovanni no ha salido del Gaixample --el epicentro de la oferta de ocio, hospedaje y cultura gay de la ciudad-- y tampoco tiene claro si lo hará en los próximos días. Aquí parece sentirse mejor que en su casa: está todo lo que busca y es un buen escaparate para mostrarse y conocer a otros gais.

La identidad del Gaixample

Esta escena ocurre a las 12.30 del mediodía del viernes en el Eixample. Es tan cotidiana que ni gais ni heteros ni nadie repara en ella. Aquí la bandera del arco iris es mucho más que un reclamo turístico. Lo gay ha cambiado la identidad de esta parte del barrio, la zona delimitada por la Gran Vía, la Rambla de Catalunya, las calles de Urgell y València.

De hecho, pareciera que el cartel de gayfriendly (tolerante con los homosexuales) del que alardeaban hace solo cuatro años lo comercios pudiera ser ya sustituido por el de heterofriendly (tolerante con los heterosexuales). Un recorrido a mediodía por las calles de esta parte de la ciudad muestra la diversidad de oferta para el colectivo homosexual: unos 150 comercios (entre tiendas, librerías, peluquerías, restaurantes, saunas) y unos 80 locales de ocio.

En la calle de Casanova, 85: el restaurante Castro. Está abierto a todo el mundo, pero su dueño, Tato Cantín, lo define como "totalmente gay". Una decoración de tuercas y cadenas muestra el gusto por lo leather (cuero) de los comensales. En Diputació, 188: la moderna peluquería Le Freak y, en el 191 de la misma calle, otra peluquería ultramoderna: Powerfull. En Casanova, 201: el Club La Base, solo para hombres. En Sepúlveda, 185: la legendaria discoteca Metro. En Diputació, 233, otra disco con historia, Arena.

Barcelona se ha convertido en los últimos cuatro años en epicentro del movimiento gai del sur de Europa. Hay quienes ya la califican como la capital gay del continente. Otros, como Michael Cleaver, director del Axel, son más prudentes y hablan de capital gay del Mediterráneo.

"Barcelona fue la primera ciudad donde los gais defendieron sus derechos. En 1977 nació el movimiento y eso explica la importancia del colectivo ahora. En Barcelona no hay un un lobi de poder rosa ni el Gaixample es un gueto. Yo hablaría de afinidad y nada más. Reivindicamos nuestros derechos de forma festiva y eso parece que molesta a algunos", afirma Carlos de Cires, asesor y consultor de Turismo gay.

En Catalunya, aún no hay estudios sobre el impacto del turismogay en la ciudad como sí existen en Londres, Nueva York o San Francisco, pero De Cires calcula que entre un 1,5 y un 2% de los turistas que llegan a Barcelona lo hacen en busca de una oferta gay. Este año se prevé que Barcelona tenga siete millones de visitantes, 240.000 serán homosexuales. La pujanza de este sector ha hecho que el año que viene la Fira de Turisme de Catalunya incluya un estand gay.

De momento, Barcelona parece cumplir todas las expectativas de este colectivo: una gran oferta de ocio especializada, disposición por parte de las autoridades --Turisme de Barcelona edita la guía oficial gay de la ciudad-- y una red de empresarios que han visto en lo gay un filón para hacer negocio.

El Hotel Axel casi podía poner el cartel de completo esta semana. Cumplió cuatro años el mes pasado y es, sin duda, uno de los motores del Gaixample. El viernes no dejaban de llegar franceses, italianos, alemanes, brasileños. En la piscina del Axel, dos parejas de guapos de gimnasio tomaban el sol. Laurence y Ludovich explicaban que para ellos Barcelona es la mejor ciudad "para conocer gente". Marc y Olivier, de Francia, declaraban el Axel el mejor lugar de la ciudad. El Loveball los había llamado, claro que aún no habían pisado ni una de las fiestas ni actos programados y con el Gaixample decían tener suficiente.

Hotel gay de referencia

El Axel tiene 66 habitaciones y, según Michael Cleaver, cada año se hospedan 21.000 personas, el 85% gais. "Nosotros somos una empresa gay con un público mayoritariamente gay, pero también heterofriendly. Con la llegada del Axel, el barrio ha cambiado. Se han cerrado pequeñas tiendas y se han abierto tiendas de marcas conocidas y locales de moda", explicaba Cleaver el viernes entre turistas fascinados por la decoración y el servicio del hotel.

El turista gay gasta entre 130 y 150 euros al día, una cifra superior al de turista general, además, según estudios de la Asociación Internacional de Viajes Gay y Lesbiana de EEUU, los homosexuales viajan tres veces más que la media. Solo la organización del Loveball calcula que, como mínimo, los asistentes al evento dejarán en la ciudad unos 15 millones de euros.

El presidente honorífico de la Coordinadora Gai-Lesbiana de Catalunya, Jordi Petit, no dudaba el jueves en calificar Barcelona como "capital del ocio y de la cultura gay". "A Barcelona, viene un turista que quiere divertirse y busca normalizar lo que en su vida cotidiana aún no lo está. Aquí se pueden sentir libres y eso no pasa en todos los lugares".

El calendario de eventos gais programados convierte Barcelona en una ciudad de encuentros los 12 meses al año. En febrero se celebra el Carnaval Gay; en marzo el Bearcelona; en julio el Día Internacional para la Liberación Gay, Lésbica y Transexual; también en julio la Muestra Lambda de Cine Gay Lésbico; en agosto, el torneo deportivo de las Panteres Grogues; a finales de octubre el Festival Internacional de Cine Gay y Lésbico de Barcelona, y en diciembre el Gran Baile de Solidaridad con los gais seropositivos.

A estos actos hay que sumar el desembarco en agosto de cruceros especializados en gais y lebianas --el Atlantis para ellos y el Olivia para ellas son dos ejemplos-- que llegan o parten del puerto de la ciudad con destino a Italia o a Grecia.

La proyección gay de la ciudad está en alza y Jordi Petit argumenta que el 2008 será el verdadero "año rosa". El año que viene, la ciudad será la sede, a finales de julio, de los EuroGames y del Circus Gay. Dos acontecimientos que esperan atraer, de nuevo, unas 30.000 personas.

A Arancho Giovanni le gustaría regresar para los Eurogames. En el ascensor del Axel, mira la portada de la Guía Turística Oficial para Gais y Lesbianas que edita Turisme de Barcelona. Aparece la Torre Agbar. No la ha visto. ¿Si irá a la fiesta del Loveball en el Fórum? No lo sabe. Por ahora, se dirige decidido a la piscina del hotel.

La cita de los cuerpos

Fiesta Loveball y Fórum pasada la medianoche del sábado. A esa hora buscar a Giovanni entre un centenar de hombres contoneándose es imposible. En la penumbra y entre los destellos de los focos solo se ven músculos; hombres besándose; hombres mirándose y hombres babeando por cuatro brasileños más musculosos que cualquiera sobre el escenario. Giovanni podría estar en cualquier lado, incluso ser cualquiera. La música enloquece a la manada. Aquí están todos: osos, amantes del cuero, musculosos, intelectuales. Camisetas fuera, besos, éxtasis y pasión descontrolada. El Gaixample de pose y diseño es la escena cotidiana a la luz del día. Ahora, en el Loveball, es pura carne.

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