martes, 7 de agosto de 2007

BIRMANIA: El negocio de los trabajadores emigrantes

Por Marwaan Macan-Markar

Tailandia - Dos camiones se detienen una mañana en la orilla tailandesa del río Moe. Bajan 120 trabajadores birmanos indocumentados en forma ordenada y suben a un ferry que en menos de un minuto los deposita en la otra margen. Llegaron a su país, pero no están libres.

Por su forma de actuar se deduce que están habituados a ese tipo de cruce inusual.

No es la primera vez que un centenar de personas cruzan la frontera sin pasaporte y eluden los controles migratorios.

Esa mañana, otros cuatro camiones habían trasladado su carga humana frente al muelle número 10.

Unos 500 birmanos se ven forzados a abordar ese ferry a diario tras ser detenidos por las autoridades tailandesas y conducidos a un barracón hecho de bambú en Birmania.

Un escape queda descartado porque la zona está bajo control del Ejército Democrático Karen Budista.

Hombres armados y con uniforme de combate observan el regreso de inmigrantes cerca de la entrada del barracón.

"Hace cinco años que sucede esto", señaló Moe Swe, secretario general de la Asociación de Trabajadores Yaung chi Oo, que defiende los derechos de inmigrantes birmanos en Mae Sot, en la noroccidental provincia tailandesa de Tak, a seis kilómetros de la frontera.

"Los deportados deben esperar en el barracón del Ejército Karen Budista que los dejen salir. Pero tienen que pagar a un intermediario", añadió.

Exprimir a trabajadores inmigrantes muy pobres "se volvió un negocio lucrativo para el Ejército Karen Budista", apuntó Moe Swe, al ser entrevistado por IPS en la localidad donde reside: un pueblo rodeado de montañas donde viven muchos inmigrantes birmanos.

"El gobierno militar de Birmania permitió que el Ejército Karen abriera ese campamento en 1999", señaló.

La impunidad del Ejército Karen Budista es evidente al recorrer el río Moe, que tiene unos 20 muelles del lado tailandés.

El cruce ilegal sólo se hace por el muelle número 10.

"Cada trabajador deportado tiene que pagar más de 1.000 baht (más de 33 dólares) a los intermediarios, cómplices del Ejército Karen Budista", explicó Moe Swe.

Salir del recinto significa poder regresar a Tailandia en busca de trabajo y correr el riesgo de volver a ser detenidos y deportados, o sea entregados al Ejército Karen Budista.

Wai Lin Oo, de 18 años, regresó en menos de 48 horas a su comunidad, a 40 kilómetros de Mae Sot, tras ser detenido y deportado en una redada en horas de la madrugada.

La utilización de trabajadores deportados como fuente de ingreso es uno de los tantos beneficios que la junta militar birmana, cuyo nombre oficial es Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo (CEPD), otorga al Ejército Karen Budista.

"El CEPD dejó áreas bajo su control y ellos se aprovechan de los pobladores y los extorsionan y obligan a trabajar en forma ilegal en la industria maderera", explicó Kevin Heppner, coordinador de la Organización de Derechos Humanos Karen, con sede en Mae Sot, que defiende los derechos de ese grupo étnico.

El Ejército Karen Budista gestiona el sistema de transporte público de Myawaddy, la mayor ciudad birmana frente a Mae Sot.

"Manejan todos los autobuses locales que hacen el trayecto de Myawaddy a Pa-an", señaló.

Esa organización acusó al Ejército Karen Budista de "saqueo, extorsión y confiscación de tierras" de los residentes del municipio de Thaton, cerca de la costa de Birmania, en el informe "Consecuencias complejas de la opresión del Ejército Democrático Karen Budista: abuso, pobreza e inseguridad alimentaria", publicado en julio.

El Ejército Karen Budista, con varios miles de combatientes, es útil a la junta birmana que combate a los insurgentes separatistas de la Unión Nacional Karen.

El conflicto separatista de los karen, que tiene 58 años, es uno de los más viejos de Asia.

Con siete millones de personas, los karen son una de las mayores minorías de este país de Asia sudoriental, de 50,5 millones de habitantes.

El Ejército Karen surgió en 1994 tras escindirse de la Unión Nacional Karen alegando que los cristianos discriminaban a los budistas dentro de la comunidad.

El líder del Ejército Karen es un monje budista que no ha tenido más que un insignificante papel político en el actual proceso de redacción de una nueva constitución birmana.

"La junta fomentó el papel violento del Ejército Karen Budista" para controlar a las comunidades locales, en especial en el municipio de Thaton, según señala el informe de la Organización de Derechos Humanos Karen.

"Con el respaldo político, militar y financiero de la junta militar, el Ejército Karen Budista aumenta sus efectivos, fortalece su posición frente la población civil y combate a los miembros que quedan de la Unión Nacional Karen", reza el documento.

Birmania, con sucesivos gobiernos militares desde el golpe de Estado de 1962, es conocida por la represión contra las minorías, incluidas las violaciones sexuales como arma de guerra.

La dictadura destruyó la economía de la zona, floreciente tras la independencia en 1948, que inclusive exportaba arroz.

"No había hambrunas en esa época", sostuvo Soe Aung, portavoz del Consejo Nacional de la Unión de Birmania, coalición de activistas exiliados.

El pésimo estado de la economía obligó a decenas de miles de birmanos a cruzar la frontera con Tailandia en busca trabajo.

Más de 1,5 millones de trabajadores birmanos realizan el peligroso periplo a este país. La mayoría no cuentan con los documentos requeridos, según la Asociación de Trabajadores Yaung chi Oo.

Sólo 880.000 birmanos figuraban en los registros de las autoridades tailandesas en 2006, según esa organización.

Las tareas que realizan los inmigrantes birmanos se consideran "sucias y peligrosas" por los tailandeses. Suelen trabajar en la construcción, la agricultura, la industria pesquera y la vestimenta.

Tailandia y Birmania firmaron en 2003 un acuerdo para regularizar la situación de los trabajadores birmanos indocumentados.

"Las partes deben tomar todas medidas para garantizar que la contratación de trabajadores siga un proceso adecuado", reza el memorando de entendimiento.

El artículo 7 estipula la necesidad de que los inmigrantes tengan visa y permiso de trabajo.

"Las partes deben adoptar todas las medidas necesarias en sus respectivos territorios para prevenir y eliminar los cruces en la frontera, el tráfico y empleo de trabajadores en forma ilegal", señala otro artículo.

Pero las autoridades birmanas no han hecho mucho, según la Organización Internacional del Trabajo.

Mientras, Tailandia allana lugares donde trabajan inmigrantes indocumentados, detiene a cientos de ellos y los deporta a diario a esta localidad fronteriza.

"El CEPD dijo a Tailandia que sólo recibirá a unos 250 deportados por semana", señaló Moe Swe, y añadió que eso sucede los viernes a través de un puente que conecta esta localidad con Myawaddy.

"La mayoría de inmigrantes son deportados los demás días en forma ilegal y pasan por el campamento del Ejército Karen Budista", añadió.

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