martes, 11 de septiembre de 2007

"Trimonio”: la alternativa de ser una pareja gay abierta

La rutina y la cotidianeidad llevan a algunas parejas gays a experimentar otro tipo de vivencias y sensaciones. Invitar por mutuo acuerdo a un tercero implica ciertas cuestiones: ¿Será solamente sexual la interacción? ¿Habrá posibilidad de enamorarse?

por Hernán Paniagua

Coloquialmente reconocemos en el entorno gay a las “parejas abiertas” como aquellas que han elegido abrir su relación para integrar a terceros, ya sea para un encuentro sexual durante una sola noche o para que el miembro en “discordia” se instale como un miembro permanente de la relación, que se convertiría inmediatamente en trío o “trimonio”, como algunos prefieren denominarla. Es un acuerdo mutuo entre ambos integrantes y consecuentemente, producto de nuevas reglas del juego.

La situación concreta es: un día uno de ellos le propone al otro conocer gente; salen y ligan a ese tercero, o alguno va de ligue y trae a aquél para presentarlo a su pareja. Los motivos para hacer algo como ésto son varios, cada pareja es muy distinta de las demás, distinta incluso de las que en el pasado pudieron sostener los mismos integrantes de la relación; frecuentemente se vuelven víctimas de una fatiga crónica, una suerte de hastío que sucede tras meses o años de vivir juntos sin la oportunidad de abrirse a otros vínculos sociales; en otras ocasiones la pareja se ha desconectado emocionalmente y extraviado su correspondiente encanto sexual.

Cuando ésto u otras situaciones aparecen bajo el aspecto de un aburrimiento frente al otro miembro de la pareja, de una pérdida de la química sexual o de un déficit importante en la comunicación, algunas parejas eligen romper, asumir el dolor de la pérdida y el fracaso y buscar la construcción de una nueva relación, cada cual por su lado. Algunas otras identifican el problema cuando aún es posible negociar, y eligen concretamente abrir su relación.

Es imposible determinar el modo en que esta alternativa puede rescatar la relación, dado que la dinámica de cada pareja es distinta y lo que funciona bien para una, puede ser catastrófica para otra. Así que, si efectivamente abrir la relación es una alternativa, es necesario considerar estos aspectos:

Ambos miembros deberán tomarse un tiempo para sentarse y poner las cartas sobre la mesa: ¿quién propuso abrir la relación? ¿Por qué? Es menester que quede bien identificada la necesidad que van a satisfacer, si ésta es personal o compartida y cómo se solucionará esta decisión.

Una vez identificada dicha necesidad, misma que cubrirán al abrir la relación, establezcan reglas, no obvien nada ni den por hecho que el otro sobreentendió algo que no fue dicho.

¿Hasta dónde permitirán que el tercero o los terceros penetren en la relación?, ¿Con qué frecuencia? ¿Será solamente sexual la interacción con el tercero, o lo incorporarán a su vida como pareja? ¿Habrá posibilidad de enamorarse? ¿Se valdrá verlo cada cual por su lado, o siempre deberán involucrarse con terceros como pareja?

Definan un espacio intocable, un momento o actividad que jamás será compartida con nadie y será terreno exclusivo para los dos. Ningún tercero tendrá acceso a este marco de intimidad.

Finalmente, definan cómo será esa persona a la que buscarán para incluirla en la relación: su edad, nivel sociocultural, etcétera, según los atributos que para ambos sean importantes. Esto será una pauta para salir a la búsqueda.

Cuatro puntos que tienen por ingrediente central a la negociación. Hay que ser claros al hablar y tomar este diálogo tan en serio como seria sea su relación, de esto depende que lo que pudiera ser una ayuda, lo sea tal cual y no la sentencia final para la pareja.

Consideren, sin embargo, que pueden existir espejismos que los conduzcan a un importante error en su decisión, algunos son, por ejemplo, el buscar fuera de su relación las respuestas que únicamente pueden encontrar al interior de ésta, a veces es mejor checar si han sido suficientemente honestos entre ambos para darse a conocer el modo en que cada cual está experimentando la relación que comparten; a veces el amor ya se terminó, e incluir a un tercero es una manera de buscar enamorarse de nuevo sin enfrentar el fracaso de la relación, ni la soledad de la despedida; y a veces uno de los dos simplemente no sabe cómo comunicarse y plantearle al otro sus necesidades, por lo que incluir a alguien más es, en realidad, agregarle un mediador a la dinámica de pareja.

¿Cómo saber que no estás equivocándote al elegir? La comunicación con tu pareja es la clave; mientras sea honesta y persistente, tendrás una mayor certeza de cómo va tu relación. Para una excelente comunicación: la confianza plena en tu compañero o compañera.

No busques consejo con otros respecto a si debes o no abrir tu relación, esa cuestión les concierne a ustedes y finalmente no se trata de algo bueno ni malo, no implica necesariamente adicción al sexo o una mala relación de pareja; si lo consideras necesario, no dudes en revisar la idea con tu compañero.

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