martes, 11 de septiembre de 2007

La catástrofe del 11-S y su impacto discriminatorio hacia la Comunidad Gay

Uno de los hechos más tristes es que, para todos los gays o lesbianas cuya pareja falleciera en los atentados terroristas, el 11-S ha supuesto un claro ejemplo de la ineficacia y la falta de atención hacia las familias formadas y construidas por dos personas del mismo sexo.

La manera en la que el mundo entero fijó su interés en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington supuso un sentimiento planetario de horror, impotencia y miedo. Todos nosotros, independientemente del país de procedencia, recordamos perfectamente lo que ocurrió en una fecha fatídica; un día que marcó un antes y un después en la historia de la Humanidad. El impacto de las imágenes del derrumbamiento de las neoyorquinas Torres Gemelas, símbolo de supremacía estadounidense por excelencia, palpita en la retina de todo el mundo. Entre las miles de víctimas, también fallecieron gays y lesbianas.

Hasta aquí, este dato no denota mayor relevancia si no se incide en la descomunal discriminación que viene sufriendo la Comunidad GLBT en relación a los ataques terroristas del 11 de septiembre. No sólo el gobierno de Bush impidió a toda costa que los gays tuvieran la posibilidad solidaria de donar sangre en beneficio de la gran cantidad de heridos por temor a infecciones por VIH (lo que demuestra que todavía piensan que el SIDA es patrimonio gay), sino que las parejas cuyos compañeros fallecieron en las tragedias de Nueva York y Washington no pudieron optar a ninguna compensación económica (al contrario que los heterosexuales). Los ataques terroristas del 11-S instan irremediablemente a la reflexión por parte de todos los seres humanos en materia de solidaridad y respeto por los Derechos Humanos.

Los gays no pudieron donar sangre.

Tras los ataques terroristas contra Estados Unidos, todos los países de la comunidad internacional se apresuraron a donar sangre para ayudar a los supervivientes de la tragedia. Como ONG's que son, los colectivos de gays y lesbianas no se quedaron atrás a la hora de prestar su apoyo, tanto en Norteamérica como en otros rincones del planeta. La polémica surgió a tan solo un par de días del 11-S tras una chocante información proporcionada por algunos medios de comunicación lésbico gays de EEUU que ironizaban con la frase "si eres gay y estás pensando en donar sangre esta semana, olvídalo... a menos que seas virgen". Incluso en esos duros momentos, los bisexuales y los gays fueron privados de donar sangre a gente necesitada. Esta prohibición se tornaba de lo más contraproducente. Fuentes oficiales de Washington y Nueva York alegaron que por el momento no tenían suficientes voluntarios que se prestaran a donar sangre. Una vez más, la falsa moral capitaneada por el testarudo e "impulsivo" presidente Bush, hizo hincapié en el arcaismo y retrasos sociales más absolutos.
Injurias y falta de atención a parejas de víctimas gays.

Otro hecho que rozó y rasgó la más completa de las incoherencias vino precedido por las insultantes palabras de Jerry Falwell, un curioso individuo ultraconservador y predicador televisivo que mantiene una particular y solitaria cruzada contra la Comunidad GLBT. Este personaje llegó a afirmar que los atentados terroristas llevados a cabo contra Estados Unidos habían sido "probablemente merecidos" y acusó de la gran masacre a gays, lesbianas y colectivos feministas y pro abortistas. Para Falwell, los que defienden el aborto tenían su parte de responsabilidad porque "se burlan de Dios, al igual que gays, lesbianas, feministas y paganos". Evidentemente, los medios de comunicación y distintas asociaciones cargaron contra el predicador que, apresuradamente, emitió un comunicado pidiendo disculpas y diciendo que sus palabras fueron mal interpretadas (no llegó a especificar a quién estaba pidiendo perdón exactamente).

El número total de víctimas GLBT en los atentados terroristas del 11-S nunca ha podido ser determinado con exactitud. Y hay que tener en cuenta que no todos los fallecidos eran abiertamente gays. Surgieron héroes e iconos glbt de los atentados como Mark Bingham, un pasajero de uno de los aviones que impactaron contra las Torres Gemelas; Mychal Judge, un cura gay que murió mientras llevaba a cabo la extrema unción a uno de los bomberos que acudieron al World Trade Center; o una pareja gay que volvía de un viaje junto a su hijo adoptado. Uno de los hechos más tristes es que, para todos los gays o lesbianas cuya pareja falleciera en los atentados terroristas, el 11-S ha supuesto un claro ejemplo de la ineficacia y la falta de atención hacia las familias formadas y construidas por dos personas del mismo sexo. No recibieron ningún tipo de subvención y ésta tuvo que ser costeada por diversas asociaciones y colectivos GLBT que se dedicaron con gran esfuerzo a crear un fondo económico específico para las parejas de víctimas gays y lesbianas.

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