sábado, 22 de mayo de 2010

Un taxi para tres millones de discapacitados

El taxista para minusválidos, el taxista, Omri Khalid.| Foto: Erena Calvo

El taxista para minusválidos, el taxista, Omri Khalid.
Foto: Erena Calvo

Gracias al automóvil, estas personas tienen la oportunidad de desplazarse

Erena Calvo | Casablanca
 
Taxista de profesión desde hace 11 años, Omri Khalid se convirtió hace una semana en protagonista indiscutible del asfalto casablanqués. Él, y su radiante Kangoo. "Qué grande, qué suerte", le gritan en los semáforos sus compañeros de gremio. "¿Seguro que no es más caro?", le preguntan los viandantes.

Khalid se ha convertido en el primer conductor del primer taxi que existe en todo Marruecos para los cerca de tres millones de discapacitados que hay en el país, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En cinco días ha llevado ya a casi 30 clientes con movilidad reducida. "Se quedan alucinados cuando me ven o cuando escuchan hablar del servicio, para muchos de ellos es la primera vez que suben a un taxi a pesar de que estamos ya en 2010", exclama.

"Habilitaremos tantos como podamos; estamos pendientes de las autorizaciones del Ministerio del Interior para transformar más coches", cuenta en conversación telefónica con ELMUNDO.es Abdellah Challal, marroquí residente en Bruselas –donde adaptó la Kangoo para este servicio por 7.000 euros- y pionero en los taxis para discapacitados en el reino alauí.
"El problema es la imagen que se tiene del discapacitado, al que se ve como una maldición"
Con dos compañías de este transporte en Bruselas –una de ellas sólo para discapacitados y con 150 vehículos- creó en Casablanca en 2008 Taxi Verde, "una de las dos únicas empresas de radio taxi de todo Marruecos", cuenta Khalid al volante de su Kangoo.

"Recibimos entre 450 y 500 llamadas diarias", continúa Challal, quien añade que su flota dispone de cuatro 'petit taxi' -taxis de tres plazas para circular por la ciudad- y 37 'grand taxi' -con seis plazas y permiso para transporte de larga distancia-. También quieren extender el servicio para discapacitados a esta segunda modalidad.

"Abdellah tuvo la idea porque en Marruecos casi no hay servicios para personas de movilidad reducida", cuenta en la sede de Taxi Verde en Casablanca Ahmed Challal, uno de los empleados de la compañía, quien explica que "es casi imposible que un taxi normal coja a un minusválido". Tendría que parar, bajar del taxi, meter al cliente en el vehículo y subir la silla de ruedas a la baca. "Nunca lo hacen".

Faouzia Gharbaoui es una de las miles de personas que ha acogido positivamente la llegada de los taxis para discapacitados a Marruecos. Pero recuerda que de momento sólo hay uno, que está en Casablanca y que queda mucho camino por recorrer para integrar a los minusválidos en la sociedad marroquí.

Discriminación

Garbaoui vive en Rabat. Su hijo, Omar Koussih, de 21 años, sufre una enfermedad neurológica que impide que los múculos reciban las órdenes del cerebro. Omar es desde 2008 presidente de su propia ong, la Asociación Marroquí para Adultos y Jóvenes Minusválidos, cuyo objetivo es luchar para evitar la discriminación de jóvenes como él.

"En Marruecos el principal caballo de batalla es la imagen que todavía se tiene del discapacitado, que se ve muchas veces como una vergüenza o una maldición; tradicionalmente ha sido así y se les ha mantenido escondidos", se lamenta Faouzia.

Desde la asociación tratan de sensibilizar a la población para mejorar el acceso de los discapacitados a los cuidados médicos, el empleo, el alojamiento, los transportes, el ocio, a la cultura, los servicios públicos, el crédito o los comercios, pero sobre todo a la educación.
Casi ningún lugar de Marruecos cumple con los criterios de accesibilidad
La madre de Omar, profesora, recuerda cómo tuvo que crear su "pequeña escuela" para poder escolarizar a su hijo y garantizar su educación.

Asegura que las cosas están cambiando poco a poco y que cada vez hay más asociaciones que trabajan por los derechos de estos enfermos, al tiempo que las autoridades se implican con más ahínco en mejorar también sus condiciones de vida.

Aún así, sigue esta madre coraje, "seguimos sin aplicar la accesibilidad donde quiera que miremos; los edificios de viviendas no están pensados para los paralíticos, ni los colegios, ni los cines, ni tan sólo las calles, que con bordillos muy elevados son son casi imposibles de alcanzar con una silla de ruedas", que a un precio de unos 15.000 dirhams (unos 1.300 euros) son todo un lujo para una familia que gane el salario mínimo en Marruecos, entre 200 y 300 euros.

Youssef es guardián de coches en un barrio cercano a la sede de Taxi Verde. Cuenta que consiguió su silla de ruedas en una asociación, que se la donó. Se congratula de que ya haya un taxi para gente como él pero pone el acento en otros derroteros. Youssef dice que hacen falta más médicos especialistas en Marruecos y más subvenciones para recibir los tratamientos y los medios necesarios para desarrollar una vida digna.

"¿Sabes lo dura que puede resultar la vida en este país para un discapacitado inmerso en la pobreza y marginalizado; hay madres por ejemplo que tienen que andar kilómetros y kilómetros con su niño minusválido a la espalda para que reciba atención médico". Shuma (vergüenza), dice. "Shuma que las autoridades no hayan apostado antes por crear taxis para discapacitados, shuma que miles de ellos sigan sin poder ser tratados y shuma que otros miles sean considerados una maledicción".

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