sábado, 27 de marzo de 2010

Las africanas quieren voz en el mercado financiero

Las participantes del V Encuentro España-África Mujeres por un Mundo Mejor reclaman poder de decisión en las políticas económicas
Las africanas quieren voz en el mercado 
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  nanciero Las africanas no van a "seguir mareando la perdiz con los microcréditos". Se acabaron las migajas que sólo permiten esquivar la hambruna y asegurar la supervivencia. El reto no debe limitarse a poseer una cuenta bancaria propia en África, sólo el 2% de las mujeres tiene una. Además, hay que aspirar a participar en la toma de decisiones financieras.
 
Este mensaje, lanzado ayer por Graça Machel, presidenta de la Fundación para el Desarrollo de la Comunidad (FDC), durante la inauguración del V Encuentro España-África Mujeres por un Mundo Mejor, que se celebra en Valencia, fue el más aplaudido de la jornada.

Una Nobel de la Paz insta a África a ser un continente "productor"
"Continuamente escucho a los poderosos hablar de rediseñar el sistema financiero, pero entre ellos no hay voces de mujeres", lamentó Machel. Incluso en el G-20, donde hay dos jefas de Estado, estas "hablan con voz de Estado, no de mujeres". Y esta líder mozambiqueña cree que la población femenina tiene mucho que decir y decidir sobre economía, sobre todo en un continente donde el 90% de la economía informal y el 80% de la producción de alimentos están en sus manos, como recordó ayer María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del Gobierno e impulsora de estos encuentros desde 2006.

En este sentido, tanto Machel como De la Vega instaron a aprovechar la crisis como una oportunidad para que las mujeres accedan a los centros de decisión económica. "Que la crisis no se convierta en una nueva máscara del privilegio, que no sirva de coartada para frenar el avance de las mujeres", alertó la vicepresidenta.

Debilidad femenina

Sólo el 2% de las africanas tieneuna tarjeta de crédito propia
La crisis nunca ha dado miedo a las mujeres de África, que se hallan entre las más pobres del planeta. "Sin embargo, sí sienten vergüenza cuando van al banco a pedir financiación. Les damos diez dólares, pero no medio millón. ¿Por qué? En cuanto las cantidades son grandes vienen acompañadas de un hombre", explicaba ayer la keniata Winnie Imanyara, directora de Estrategia y Cambio de House Finance.

El banco donde trabaja esta licenciada en Administración y Psicología Industrial acepta las camas como garantía para conceder un crédito. "A menudo es su única propiedad", añadió Imanyara, quien también anima a las africanas a crear medianas y grandes empresas. "Para ello, debemos incrementar nuestra autoestima", añadió.

Más allá fue la premio Nobel de la Paz y fundadora del Green Belt Movement, Wangari Maathai, al exigir un cambio de mentalidad para que África deje de ser un continente "consumidor y consumista" y se convierta en "productor". Con una fuerza similar a la de Machel, la líder keniana apuntó directamente a todos los países, a los de su continente y a los que, en el norte, apoyan a algunos gobiernos corruptos en el sur.

Acabar con los conflictos

"Quienes ejercen el poder, y hoy por hoy son hombres, deben entender que para que África se desarrolle, hay que acabar con los conflictos", argumentó la premio Nobel de la Paz de 2004. Conviene "a la producción y al turismo". Y, sobre todo, "a una sociedad traumatizada por las humillaciones y el dolor vivido durante los últimos 200 años".

"A veces esperamos que los africanos se comporten de forma normal, pero no es posible después de experiencias como el genocidio de Ruanda", dijo Maathai. Para esta bióloga de formación, es fundamental que quienes se dedican a la salud en África incluyan en sus programas la atención a la salud mental.

En la misma línea, para evitar futuras guerras por el agua, Maathai pidió a Europa "mucho dinero" para combatir la desertización y que los africanos no tengan que "cruzar el Mediterráneo y los invadan". Si no se abren los mercados, "podemos hablar todo el día, pero no vamos a mejorar la calidad de vida", advirtió.

Como ejemplo de la desi-gualdad en los intercambios comerciales, habló de un país europeo, que no identificó, dispuesto a importar ropa fabricada en Kenya siempre que se confeccionara con algodón que le compraran antes. "¡Pero si África es un gran productor de algodón!". Más contundente fue al denunciar que las pequeñas armas que provocan inseguridad en el continente no se fabrican en África.

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