viernes, 21 de marzo de 2008

Condenados acortan brecha entre India y Pakistán

Por Zofeen Ebrahim

KARACHI, Pakistán, mar - Las gestiones por la vida de un ciudadano de India condenado a muerte en Pakistán, acusado de participar en actos terroristas, alientan cierto acercamiento entre los dos países, vecinos e históricos rivales en Asia meridional.

El ministro de Derechos Humanos de Pakistán, Ansar Burney, pidió al presidente Pervez Musharraf la conmutación de la pena para todos los condenados a muerte que llevan muchos años presos. El indio Sarabjit Singh está incluido en ese pedido general.

"Estoy contra la pena de muerte en el viciado sistema de justicia pakistaní, pero no puedo solicitar el indulto de Sarabjit Singh porque fue hallado culpable de actividades terroristas", explicó Burney a IPS, en una entrevista telefónica que brindó desde su despacho en Islamabad.

Al mismo tiempo, Burney prevé "más problemas" si Singh es ejecutado.

El pedido de conmutación "no es sólo para ese preso en particular, sino para todos los que pasaron 10 años o más en una celda de una cárcel pakistaní, el infierno mismo", agregó.

La ejecución de Singh estaba prevista para el 1 de abril. Pero el diálogo desesperado y detrás de bambalinas entre Islamabad y Nueva Delhi parece haber alcanzado un aplazamiento.

Burney realizó el anuncio y, al mismo tiempo, el ministro de Relaciones Exteriores de India, Pranab Mukherjee, informó al parlamento de su país que Musharraf "postergó la ejecución de Singh hasta el 30 de abril".

Sarabjit Singh alega ser víctima de una confusión de identidad y que su nombre real es Manjit Singh.

Este ciudadano indio fue condenado a muerte en 2003 por espionaje y por su supuesta participación en cuatro atentados con bomba en la oriental ciudad de Lahore y la central de Multan en 1990. En esas acciones murieron 14 personas y alrededor de 90 quedaron heridas.

La Corte Suprema de Justicia de Pakistán rechazó en 2006 un pedido de clemencia formulado por Singh. Luego, su defensa elevó un pedido de indulto a Musharraf, quien lo rechazó tras una "consideración meticulosa".

La hermana de Singh, Dalbir Kaur, amenazó con inmolarse en el puesto de control fronterizo de Wagah, único pasaje terrestre entre India y Pakistán, para llamar la atención sobre el caso.

En sus 17 años de encierro, Singh y su familia insistieron con firmeza en que su nombre es Manjit, y no Sarabjit, y en que ingresó a Pakistán en estado de ebriedad e involuntariamente en 1990 y que es inocente de todos los cargos.

Burney, a quien le queda una semana en el cargo en el gobierno interino, puede tener interés en que el caso continúe en un segundo plano, tras las críticas que recibió por ayudar a liberar al supuesto espía indio Kashmir Singh.

El ministro descubrió a KIashmir Singh en una cárcel de Pakistán. El reo languideció 35 años en diferentes pabellones de la muerte de todo el país.

Burney insistió en que la liberación de Kashmir Singh fue un gesto meramente humanitario, pero no logró convencer a muchos pakistaníes, que lo criticaban por ayudar a un espía que actuó contra Pakistán a quedar en libertad.

Los críticos consideraban que India no estaría dispuesta a liberar a un pakistaní preso en las mismas condiciones.

Las críticas al respecto recrudecieron la semana pasada, cuando India devolvió el cuerpo del supuesto espía pakistaní Khalid Mehmood. Su cuerpo tenía marcas de torturas, según se informó la prensa.

Mehmood se encontraba en India para ver un partido de críquet y perdió el pasaporte, según alegó su familia.

"La forma en que la prensa exageró los hechos deformó la realidad", dijo a IPS S. K. Reddy, abogado de la Alta Comisión India (representación de Nueva Delhi) en Islamabad.

"Mehmood murió a principios de febrero, mucho antes de la liberación de Kashmir Singh. Las autoridades pakistaníes fueron notificadas ese mismo día. Pero nos informaron que la familia quería que el cuerpo fuera enviado a fines de aquel mes. Y así fue", explicó Reddy.

"Pero sucedió poco después de la liberación de Kashmir Singh y se exacerbaron los ánimos de los pakistaníes", apuntó.

"No hay motivos para estar mandándonos cuerpos", comentó Burney con tristeza.

El abogado de Sarabjit Singh, Rana Abdul Hameed, ahora también fiscal general de la oriental provincia de Punjab, relacionó el caso con una posible mejora de las relaciones indo-pakistaníes.

"Un gesto del presidente contribuiría a forjar mejores vínculos entre ambos países", indicó.

Por su parte, el gobierno indio puede retribuir ese gesto con la liberación de pakistaníes presos, añadió Hameed.

El caso de Sarabjit Singh es muy importante para ambos países y su ejecución, en las actuales circunstancias, sería un "completo error", dijo Nasir Aslam Zahid, ex miembro de la Corte Suprema de Justicia pakistaní e integrante de la flamante Comisión Indo-Pakistaní por los Presos.

"Aun si el gobierno no tiene intenciones de indultarlo, su ejecución debería demorarse un tiempo", opinó Zahid.

Es muy improbable que personas como los Singh, o incluso como Mehmood, puedan ser contratadas como espías en cualquiera de sus países.

"En todo caso, salvo por las instalaciones nucleares, a toda prueba y bien custodiadas, no hay información alguna que no esté disponible en Internet. Todo lo que necesitas saber está a un click de distancia", indicó.

Zahid teme que el caso de Sarabjit Singh estanque el nuevo proceso de repatriación de presos acordado entre India y Pakistán.

"Ambos países accedieron, en principio, a liberar a menores, mujeres, personas discapacitadas física o mentalmente y presos que cumplieron su sentencia. También se intercambiarán listas de convictos. De hecho, nuestra contraparte india llegará de visita a mediados de abril", señaló Zahid.

Del otro lado de la frontera, los ánimos se exaltan ante la posibilidad de que un compatriota sea ejecutado en Pakistán.

El opositor partido nacionalista Bharatiya Janata está enfurecido con el gobierno por no haber actuado con firmeza en el caso de Afzal Guru, activista político de Cachemira condenado por el brutal atentado contra el parlamento indio en 2001.

"Es desafortunado que Sarabjit Singh, que ni siquiera fue vinculado con algún acto de violencia, sea ahorcado en Pakistán, en tanto en India no estamos listos para ejecutar a Afzal Guru, cuya culpabilidad fue confirmada por la justicia", evaluó Vijay Kumar Malhotra, dirigente de Baratilla Janata.

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