sábado, 23 de febrero de 2008

Una niña somalí deformada por las quemaduras pide ayuda para escapar del dolor

NO RECIBIÓ UN TRATAMIENTO ADECUADO POR LA VIOLENCIA

TEFERIBER (ETIOPÍA).- Hamda Mohamed Yusuf sobrevivió a la explosión de artillería y a las quemaduras que cubren la mayor parte de su rostro y de su cuerpo. Sin embargo, esta niña refugiada somalí de 13 años, desfigurada por no haber recibido un tratamiento médico adecuado en un hospital mal equipado de Mogadiscio y que se enfrenta a una vida llena de dolor, se pregunta a veces si quiere seguir viviendo.

"Lo que ocurrió en mayo de 2006 me dejó cicatrices por todo el cuerpo y destrozó mi futuro", contó a los miembros del ACNUR que visitaron el Campo de Refugiados de Teferiber al noreste de Etiopía, donde huyó con su familia. "Me quemé en un terrible incendio, tan horrible que mi familia creyó que si sigo viva es por un milagro", afirma.

Antes de su particular drama, Hamda tuvo una infancia sin preocupaciones rodeada de sus amigos. "He vivido días muy felices jugando con mis amigos y riendo todo el día", señala.

Con la permanente violencia en Somalia, marcada por violaciones y asesinatos generalizados, ninguno de estos niños pudo ir al colegio. Pero ella no pudo escapar de la violencia. "Mi madre me dijo que se produjo un bombardeo en nuestra casa en Mogadiscio, mientras todos dormíamos", recuerda Hamda, añadiendo que los incendios que siguieron a los bombardeos destrozaron la casa, matando a su hermana mayor Sahra y dejandolle a ella entre la vida y la muerte.

"Estaba envuelta en llamas y sangre y me trasladaron urgentemente al hospital de Madina en Mogadiscio, donde permanecí en coma durante varios meses y del que me recuperé milagrosamente", afirma. "Sin embargo, Madina es un hospital con muy pocos recursos, poca capacidad y el personal no pudo hacer mucho más que salvarme la vida y vendarme las quemaduras", añade la niña.

Muchas veces se me viene a la cabeza la idea de acabar con el dolor y con mi vida


Las quemaduras y la atención médica tan limitada la dejaron con deformaciones permanentes que se podrían haber evitado: su labio inferior está pegado a la barbilla, la piel de sus brazos se funde con la parte superior de su cuerpo y su pecho está cubierto de cicatrices queloides, afirma el ACNUR.

Según fuentes de este organismo, la menor ni siquiera tuvo la oportunidad de seguir recuperándose en casa. En diciembre de 2006, cuando se reanudaron los combates entre el Gobierno Federal de Transición de Somalia respaldado por Etiopía y la Unión de Cortes Islámicas huyó junto a su madre y sus ocho hermanos y hermanas a Etiopía.

Hamda relató a los miembros del ACNUR lo difícil que ha sido para ella viajar desde Mogadiscio con esas heridas. "El dolor todavía persiste y me pican muchísimo. Cuando me las rasco, me sangran y entonces empiezan otra vez el dolor y el picor. También he desarrollado un problema cardíaco. No puedo estirar las manos. Mis pechos se están desarrollando con mucha dificultad, me estiran la piel quemada del pecho y entonces se agrieta y comienza a sangrar".

Dada su extrema situación, Hamda espera que alguna organización humanitaria le ayude a escapar del dolor permanente y el aislamiento que sufre. "Muchas veces se me viene a la cabeza la idea de acabar con el dolor y con mi vida. Pero hasta ahora no lo he hecho, para bien o para mal. Por favor, hagan algo con mis quemaduras o no tardaré mucho en rendirme a este fuerte impulso de suicidarme que empuja", suplica.

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