jueves, 28 de febrero de 2008

No country for stupid men

Esta campaña electoral se ha poblado de vendedores de humo que toman a los demás por tontos. Y no se trata esta vez de las consabidas promesas electorales sin consistencia ni credibilidad de los candidatos, sino de los gurús del periodismo y los predicadores que tienen la osadía de hacer campaña fuera de su demarcación, aun sabiendo que dejan en evidencia a los compañeros cuyo territorio invaden. Entre los primeros hay que citar a aquellos que entran a saco contra los candidatos que no son de su cuerda, buena parte de los cuales "actuaron" literalmente en las televisiones nacionales tras el debate Rajoy-Zapatero. Bien es verdad que todos opinamos al respecto y que este periódico también lo hizo, pero de evaluar lo que cada cual vio por la pantalla a decir, por ejemplo, que "Zapatero debió rematar a Rajoy" (oído en la Cuatro); o tergiversar las declaraciones de este último omitiendo una palabra clave (una periodista catalana se hartó en la Primera de TVE de asegurar que Rajoy había dicho que ningún Gobierno antes de Zapatero había negociado con ETA, cuando lo que repitió fue que no había negociado políticamente, que es muy diferente); o concluir que el debate lo había ganado el candidato del PP con el único argumento de que salió del estudio sonriendo... de una a otra cosa, decimos, va un trecho.

... Pero no menor desprecio por nuestra capacidad intelectual tienen quienes, como el candidato socialista al Congreso de los Diputados por la provincia de Las Palmas se viene a Tenerife a hacer campaña, poniendo en ridículo a su compañero de aquí. Todo ello, seguramente, con el objetivo de poner esa tensión que les ha pedido Rodríguez Zapatero a sus muchachos y que, por lo visto, no es capaz de proyectar al público el candidato tinerfeño. Es lo nunca visto: televisiones y periódicos (no de esta Casa, por supuesto) de Tenerife entrevistando a López Aguilar por "sugerencia" del secretario insular del partido, mientras José Segura permanece desaparecido. No contentos con haberle abandonado a su suerte el otro día ante una audiencia hostil, en el Círculo de Amistad de Santa Cruz, ahora lo humillan sin contemplaciones. Éstos también deben de pensar que los tinerfeños son tontos. Si Javier Bardem, en "No country for old men", no deja a sus víctimas llegar a viejas, aquí habría que poner una barrera a la entrada advirtiendo que éste no es país para estúpidos.

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