El Senado tumba una propuesta para retirarles beneficios turísticos
PABLO X. DE SANDOVAL
Que las fiestas tradicionales atraviesan barreras ideológicas lo ha dejado claro esta mañana el Senado al rechazar por amplia mayoría una propuesta que pretendía penalizar las celebraciones en las que hay maltrato animal. La amplia mayoría la formaron PSOE y PP frente a los grupos pequeños, que consideraron incomprensible esta oposición. Dentro del propio grupo socialista, el descontento de algunos senadores era patente.
La moción, defendida por el senador de ERC Josep Maria Esquerda, pedía que se modificara una Orden Ministerial de 2006 en la que se prohíben las fiestas en las que se maltrata animales. La orden sólo afecta a las fiestas nuevas a partir de entonces, pero no a aquellas que ya existían previamente. La moción pide que la norma afecte a todas, que en consecuencia se revisen todas las fiestas y se le retire la calificación de Fiesta de Interés Turístico Nacional o de Interés Internacional a las que maltratan animales.
Esquerda defendió su moción mostrando en la tribuna la portada de EL PAÍS del pasado día 16 en la que un toro era lanceado hasta la muerte en XXX. Esquerda se preguntó que pensaría un ciudadano sueco que planea viajar a España y consulta en una página web cuáles son las principales fiestas de interés de nuestro país y al llegar se encuentra con semejante espectáculo. Las referencias a Europa no faltaron en las intervenciones de canarios, nacionalistas vascos y CiU, todos a favor de la moción. El senador catalán Josep Maldonado se preguntó cómo se puede pedir esto todavía en 2009, y vino a decir que al Senado debía caérsele la cara de vergüenza si rechazaba la iniciativa.
El PSOE comenzó por ignorar las críticas. Sin embargo, ante el malestar evidente de algunos senadores socialistas, el grupo intentó una negociación in extremis para lograr un texto alternativo que pudiera votar. El movimiento fue tan desesperado que el socialista Javier Sanz tuvo que salir a hablar en su turno y confesar al pleno que no conocía la posición de su grupo, porque la negociación se estaba produciendo en ese mismo momento. Finalmente, amparándose en argumentos sobre las competencias, el PSOE dijo no a revisar los criterios con los que el maltrato a animales puede ser considerado de Interés Turístico Nacional. Algún senador socialista se negó a votar.
La calificación de Interés Turístico Nacional no supone un beneficio directo para una fiesta tradicional. Sí supone cierta preferencia a la hora de recibir ayudas o estar entre las promocionadas en el extranjero.
El debate interno en el PSOE sobre este asunto se evidenció ya en la reunión del grupo parlamentario el pasado lunes, donde hubo voces a favor y en contra de la moción. Finalmente, el voto negativo viene forzado por el Gobierno, según fuentes parlamentarias, que considera que tocar esa Orden Ministerial supone abrir un melón que daría pie a asociaciones antitaurinas para sustentar sus reivindicaciones.
Por parte del PP, el senador Javier Marqués, defendió que toda la legislación, central, autonómica y local, se ha hecho teniendo en cuenta fiestas de "gran tradición, a veces de cientos de años". Son fiestas que "atraen turistas y son acontecimientos de primer orden" en sus localidades, dijo Marqués. Su mera autorización, vino a argumentar, indica que cumplen con la normativa vigente. Por último, consideró que la definición de maltrato es opinable.
La moción, defendida por el senador de ERC Josep Maria Esquerda, pedía que se modificara una Orden Ministerial de 2006 en la que se prohíben las fiestas en las que se maltrata animales. La orden sólo afecta a las fiestas nuevas a partir de entonces, pero no a aquellas que ya existían previamente. La moción pide que la norma afecte a todas, que en consecuencia se revisen todas las fiestas y se le retire la calificación de Fiesta de Interés Turístico Nacional o de Interés Internacional a las que maltratan animales.
Esquerda defendió su moción mostrando en la tribuna la portada de EL PAÍS del pasado día 16 en la que un toro era lanceado hasta la muerte en XXX. Esquerda se preguntó que pensaría un ciudadano sueco que planea viajar a España y consulta en una página web cuáles son las principales fiestas de interés de nuestro país y al llegar se encuentra con semejante espectáculo. Las referencias a Europa no faltaron en las intervenciones de canarios, nacionalistas vascos y CiU, todos a favor de la moción. El senador catalán Josep Maldonado se preguntó cómo se puede pedir esto todavía en 2009, y vino a decir que al Senado debía caérsele la cara de vergüenza si rechazaba la iniciativa.
El PSOE comenzó por ignorar las críticas. Sin embargo, ante el malestar evidente de algunos senadores socialistas, el grupo intentó una negociación in extremis para lograr un texto alternativo que pudiera votar. El movimiento fue tan desesperado que el socialista Javier Sanz tuvo que salir a hablar en su turno y confesar al pleno que no conocía la posición de su grupo, porque la negociación se estaba produciendo en ese mismo momento. Finalmente, amparándose en argumentos sobre las competencias, el PSOE dijo no a revisar los criterios con los que el maltrato a animales puede ser considerado de Interés Turístico Nacional. Algún senador socialista se negó a votar.
La calificación de Interés Turístico Nacional no supone un beneficio directo para una fiesta tradicional. Sí supone cierta preferencia a la hora de recibir ayudas o estar entre las promocionadas en el extranjero.
El debate interno en el PSOE sobre este asunto se evidenció ya en la reunión del grupo parlamentario el pasado lunes, donde hubo voces a favor y en contra de la moción. Finalmente, el voto negativo viene forzado por el Gobierno, según fuentes parlamentarias, que considera que tocar esa Orden Ministerial supone abrir un melón que daría pie a asociaciones antitaurinas para sustentar sus reivindicaciones.
Por parte del PP, el senador Javier Marqués, defendió que toda la legislación, central, autonómica y local, se ha hecho teniendo en cuenta fiestas de "gran tradición, a veces de cientos de años". Son fiestas que "atraen turistas y son acontecimientos de primer orden" en sus localidades, dijo Marqués. Su mera autorización, vino a argumentar, indica que cumplen con la normativa vigente. Por último, consideró que la definición de maltrato es opinable.
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