Con motivo de la cumbre del G-20, el experto Jürgen Donges, habló con DW-WORLD sobre los riesgos en el sistema financiero internacional, la importancia de una regulación eficaz y el papel de los países emergentes.
La localidad de Pittsburgh es anfitriona de la tercera cumbre financiera del G-20. Los jefes de Estado y de Gobierno de los siete países más industrializados (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Canadá e Italia), así como Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Rusia, Turquía , Sudáfrica, Corea del Sur y representantes de la Unión Europea se reúnen para acordar medidas concretas que aseguren que no se vuelva a repetir una crisis como la que vivieron recientemente los mercados financieros a nivel global. El experto Jürgen Donges, investigador del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia, habló con DW-WORLD sobre los riesgos que aún persisten, la importancia de una regulación eficaz y eficiente y el papel de los países emergentes.
DW-WORLD: Profesor Donges, la reforma al sistema financiero internacional parece postergarse ante la aparente rápida recuperación de la crisis. ¿Ha pasado ya el peligro?
Jürgen Donges: No creo que haya pasado el peligro, es verdad que la actividad económica a nivel global está mostrando algunos signos de recuperación. Sobre todo los países emergentes asiáticos están recuperando su antigua senda de crecimiento y esto es como un paliativo muy eficaz para el resto del mundo.
Pero, tanto en Europa como en Estados Unidos, la recuperación va a ser muy lenta, también aquí en Alemania o en Francia, que son los países de la Unión Europea que han mostrado por primera vez, después de bastante tiempo, un modesto crecimiento económico en el último trimestre. Esto se debe a que en el sector financiero estamos aún bastante lejos de haberlo resuelto todo, podemos decir que los programas que se han aplicado han contribuido a estabilizar el sistema financiero, se ha evitado un desplome total. Pero una cosa es estabilizar y otra cosa es recuperar la confianza de los agentes económicos y hacer que el crédito vuelva a fluir como debe para que las empresas puedan invertir y crear empleos.
Todo esto va muy lento y en parte también se debe a que los países que han acudido a Pittsburgh no comparten todos los mismos criterios en cuanto a cómo reformar el sistema financiero y sobre todo todo los sistemas de regulación que se necesitarán.
Los europeos, encabezados por Alemania y Francia presionan a favor de una reforma de fondo. La canciller alemana Angela Merkel dijo hace unos días que ninguna plaza financiera, ninguna institución y ningún producto financiero puede seguir existiendo sin regulación. ¿Será posible llegar a eso?
Esas son las típicas declaraciones de políticos que quieren dar la impresión de que lo tienen todo bajo control. A mi eso me parece muy complicado, a no ser que coloquemos a un policía junto a cada agente de bolsa que mire exactamente lo que hace. Tampoco podemos prever qué tipo de nuevos productos financieros se crearán en el futuro porque se seguirán inventando. La creatividad de las personas en este terreno no ha desaparecido, tal vez algunos de estos productos han causado muchos problemas pero habrá nuevos y nadie sabe cuáles serán. Es importante que tengamos una regulación que sea eficaz y eficiente al mismo tiempo. Eficaz significa que se eviten excesos a la hora de tomar riesgos, que es lo que ha sucedido en el pasado. Es decir, que si un banco o una compañía de seguros quiere hacer una operación y asume riesgos, que los pueda controlar, que sepa qué es lo que está haciendo y eso se llama regulación eficaz. La regulación eficiente significa que pueda seguir habiendo innovaciones financieras productivas, puesto que las necesitamos porque es la mejor forma de asignar bien el capital en el mundo.
La postura europea contrasta con la anglosajona, tanto Estados Unidos como Gran Bretaña prefieren reactivar la coyuntura. ¿Qué postura logrará imponerse?
Hay un consenso de que el sistema de regulación financiera hay que modernizarlo, hay que adaptarlo, tenemos que sacar las lecciones de lo que ha ocurrido y de hecho yo sé que se está trabajando en serio sobre este tema, no sólo aquí en Europa sino también en Estados Unidos. Pero es un proceso muy complejo y no se puede esperar una solución rápida, tampoco se va a dar ahora en la cumbre del G-20.
Paralelamente está el tema de la debilidad económica en todos los países y por supuesto, no es cuestión de darle prioridad a lo uno o a lo otro, pero está claro que hay que sacar a las economías de la situación de debilidad.
Yo creo que lo que más diferencia a Europa de Estados Unidos es que la Administración Obama parece estar más dispuesta a seguir aplicando programas fiscales ultra expansivos para estimular la demanda, añadidos a los que ya se han puesto en marcha, mientras que los países europeos y, desde luego, concretamente el Gobierno alemán, que ha puesto en marcha dos programas de expansión fiscal, ahora quieren esperar hasta ver los efectos, y yo creo que tienen razón, porque los efectos no se dan enseguida, sino que necesitan su tiempo, sobre todo cuando se trata de inversión en infraestructuras públicas.
Se dice también que es el fin de los grandes bancos y de los escandalosos pagos de bonificaciones. Pero entre tanto los mayores bancos del mundo son chinos y se duda que China esté dispuesta a poner un tope al volumen de operaciones de sus entidades. ¿Qué opina usted?
La dimensión de un banco se decide, al menos en las economías de mercado, en los mercados mismos. Los bancos tienen las dimensiones que pueden soportar y no hay ningún criterio sólido que puedan utilizar los gobiernos para decir que debe establecerse un tope máximo, eso es completamente absurdo. Es como si dijéramos que una empresa no puede crecer. Yo creo que esto no va a ocurrir y tampoco me puedo imaginar que el Gobierno chino vaya a decirle a sus bancos que tienen que adelgazar.
Yo creo que van a desaparecer bancos, eso sí. También pienso que el sistema financiero con respecto a su peso en la economía en general, va a disminuir, esto lo van a notar sobre todo los países anglosajones, Inglaterra y Estados Unidos, donde el sector financiero era muy grande en relación al Producto Interno Bruto (PIB). Van a cerrar bancos, habrá fusiones, todas estas cosas van a ocurrir, pero de ahí a decir que tenemos que ponerle un tope a la dimensión de un banco, eso no me parece muy adecuado.
En cuanto al tema de las remuneraciones, yo creo que es un debate que se ha abierto para tranquilizar a la opinión pública, porque los banqueros se han convertido en los malos de la película. Por lo tanto nos parece muy bien que se les dé un palo y que se les diga tú no puedes tener un sueldo superior a tal cosa. Eso a mí no me convence mucho. El tema de los sueldos no ha ocasionado esta crisis en lo absoluto. Da exactamente igual si un consejero delegado de un banco gana un millón o tres millones más que otro. La crisis ha venido por otros derroteros, aquí han jugado un papel muy importante las políticas ultra-expansivas de la Reserva Federal bajo el mandato de Alan Greenspan y otras políticas de Estados Unidos, las hipotecas subprimes y eso es lo que hay que enfocar, no el tema de los salarios, eso es jugar con la envidia de la gente.
¿Ante este panorama, qué oportunidades tienen los grandes países emergentes? Los países BRIC, que por supuesto ya son considerados como fundamentales en estos encuentros, de hecho el G-8 será sustituido por el G-20.
Sobre todo los cuatro grandes emergentes, aunque China y la India llevan una cierta ventaja sobre Rusia y Brasil. El problema de Rusia es que su economía todavía depende en gran medida de las materias primas, petróleo y gas, muy importantes sin duda, pero en cuanto el precio del petróleo retrocede, inmediatamente abre enormes agujeros en las arcas públicas y en la balanza de pagos. En el caso de Brasil, la estructura productiva está más diversificada aunque no da la sensación de tener tanto dinamismo como las dos economías asiáticas. Pero, en conjunto, los cuatro efectivamente son un soporte muy importante para la economía mundial. Otros países emergentes latinoamericanos han salido airosos de la crisis…
Con excepción de México, ¿verdad?
México ya tiene sus experiencias con crisis y siempre ha salido reforzado de algún modo. Tal vez esto es uno de los aspectos positivos de la globalización, que si tenemos fuertes locomotoras, como pueden ser China y la India y si a esto se suma una locomotora aquí en Europa, que podría ser Alemania, pues jalan a los demás. Hay algunos países en América Latina que tienen problemas relacionados con el rumbo político que toman que no siempre es muy propicio a la toma de inversiones y a la creación de empleos e innovación tecnológica.
¿Qué espera de la cumbre del G-20 en Pittsburgh?
Yo no espero grandes resultados en detalle, pero sí que sigan apoyando el trabajo que hacen las distintas comisiones a nivel técnico. Esto es una cosa para los técnicos, algo que los políticos no pueden solucionar, pero es necesario el respaldo de los gobiernos.
Jürgen Donges es investigador del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia y fue presidente del Consejo de Asesores Económicos del Gobierno Federal, los llamados Cinco Sabios.
La localidad de Pittsburgh es anfitriona de la tercera cumbre financiera del G-20. Los jefes de Estado y de Gobierno de los siete países más industrializados (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Canadá e Italia), así como Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Rusia, Turquía , Sudáfrica, Corea del Sur y representantes de la Unión Europea se reúnen para acordar medidas concretas que aseguren que no se vuelva a repetir una crisis como la que vivieron recientemente los mercados financieros a nivel global. El experto Jürgen Donges, investigador del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia, habló con DW-WORLD sobre los riesgos que aún persisten, la importancia de una regulación eficaz y eficiente y el papel de los países emergentes.
DW-WORLD: Profesor Donges, la reforma al sistema financiero internacional parece postergarse ante la aparente rápida recuperación de la crisis. ¿Ha pasado ya el peligro?
Jürgen Donges: No creo que haya pasado el peligro, es verdad que la actividad económica a nivel global está mostrando algunos signos de recuperación. Sobre todo los países emergentes asiáticos están recuperando su antigua senda de crecimiento y esto es como un paliativo muy eficaz para el resto del mundo.
Pero, tanto en Europa como en Estados Unidos, la recuperación va a ser muy lenta, también aquí en Alemania o en Francia, que son los países de la Unión Europea que han mostrado por primera vez, después de bastante tiempo, un modesto crecimiento económico en el último trimestre. Esto se debe a que en el sector financiero estamos aún bastante lejos de haberlo resuelto todo, podemos decir que los programas que se han aplicado han contribuido a estabilizar el sistema financiero, se ha evitado un desplome total. Pero una cosa es estabilizar y otra cosa es recuperar la confianza de los agentes económicos y hacer que el crédito vuelva a fluir como debe para que las empresas puedan invertir y crear empleos.
Todo esto va muy lento y en parte también se debe a que los países que han acudido a Pittsburgh no comparten todos los mismos criterios en cuanto a cómo reformar el sistema financiero y sobre todo todo los sistemas de regulación que se necesitarán.
Los europeos, encabezados por Alemania y Francia presionan a favor de una reforma de fondo. La canciller alemana Angela Merkel dijo hace unos días que ninguna plaza financiera, ninguna institución y ningún producto financiero puede seguir existiendo sin regulación. ¿Será posible llegar a eso?
Esas son las típicas declaraciones de políticos que quieren dar la impresión de que lo tienen todo bajo control. A mi eso me parece muy complicado, a no ser que coloquemos a un policía junto a cada agente de bolsa que mire exactamente lo que hace. Tampoco podemos prever qué tipo de nuevos productos financieros se crearán en el futuro porque se seguirán inventando. La creatividad de las personas en este terreno no ha desaparecido, tal vez algunos de estos productos han causado muchos problemas pero habrá nuevos y nadie sabe cuáles serán. Es importante que tengamos una regulación que sea eficaz y eficiente al mismo tiempo. Eficaz significa que se eviten excesos a la hora de tomar riesgos, que es lo que ha sucedido en el pasado. Es decir, que si un banco o una compañía de seguros quiere hacer una operación y asume riesgos, que los pueda controlar, que sepa qué es lo que está haciendo y eso se llama regulación eficaz. La regulación eficiente significa que pueda seguir habiendo innovaciones financieras productivas, puesto que las necesitamos porque es la mejor forma de asignar bien el capital en el mundo.
La postura europea contrasta con la anglosajona, tanto Estados Unidos como Gran Bretaña prefieren reactivar la coyuntura. ¿Qué postura logrará imponerse?
Hay un consenso de que el sistema de regulación financiera hay que modernizarlo, hay que adaptarlo, tenemos que sacar las lecciones de lo que ha ocurrido y de hecho yo sé que se está trabajando en serio sobre este tema, no sólo aquí en Europa sino también en Estados Unidos. Pero es un proceso muy complejo y no se puede esperar una solución rápida, tampoco se va a dar ahora en la cumbre del G-20.
Paralelamente está el tema de la debilidad económica en todos los países y por supuesto, no es cuestión de darle prioridad a lo uno o a lo otro, pero está claro que hay que sacar a las economías de la situación de debilidad.
Yo creo que lo que más diferencia a Europa de Estados Unidos es que la Administración Obama parece estar más dispuesta a seguir aplicando programas fiscales ultra expansivos para estimular la demanda, añadidos a los que ya se han puesto en marcha, mientras que los países europeos y, desde luego, concretamente el Gobierno alemán, que ha puesto en marcha dos programas de expansión fiscal, ahora quieren esperar hasta ver los efectos, y yo creo que tienen razón, porque los efectos no se dan enseguida, sino que necesitan su tiempo, sobre todo cuando se trata de inversión en infraestructuras públicas.
Se dice también que es el fin de los grandes bancos y de los escandalosos pagos de bonificaciones. Pero entre tanto los mayores bancos del mundo son chinos y se duda que China esté dispuesta a poner un tope al volumen de operaciones de sus entidades. ¿Qué opina usted?
La dimensión de un banco se decide, al menos en las economías de mercado, en los mercados mismos. Los bancos tienen las dimensiones que pueden soportar y no hay ningún criterio sólido que puedan utilizar los gobiernos para decir que debe establecerse un tope máximo, eso es completamente absurdo. Es como si dijéramos que una empresa no puede crecer. Yo creo que esto no va a ocurrir y tampoco me puedo imaginar que el Gobierno chino vaya a decirle a sus bancos que tienen que adelgazar.
Yo creo que van a desaparecer bancos, eso sí. También pienso que el sistema financiero con respecto a su peso en la economía en general, va a disminuir, esto lo van a notar sobre todo los países anglosajones, Inglaterra y Estados Unidos, donde el sector financiero era muy grande en relación al Producto Interno Bruto (PIB). Van a cerrar bancos, habrá fusiones, todas estas cosas van a ocurrir, pero de ahí a decir que tenemos que ponerle un tope a la dimensión de un banco, eso no me parece muy adecuado.
En cuanto al tema de las remuneraciones, yo creo que es un debate que se ha abierto para tranquilizar a la opinión pública, porque los banqueros se han convertido en los malos de la película. Por lo tanto nos parece muy bien que se les dé un palo y que se les diga tú no puedes tener un sueldo superior a tal cosa. Eso a mí no me convence mucho. El tema de los sueldos no ha ocasionado esta crisis en lo absoluto. Da exactamente igual si un consejero delegado de un banco gana un millón o tres millones más que otro. La crisis ha venido por otros derroteros, aquí han jugado un papel muy importante las políticas ultra-expansivas de la Reserva Federal bajo el mandato de Alan Greenspan y otras políticas de Estados Unidos, las hipotecas subprimes y eso es lo que hay que enfocar, no el tema de los salarios, eso es jugar con la envidia de la gente.
¿Ante este panorama, qué oportunidades tienen los grandes países emergentes? Los países BRIC, que por supuesto ya son considerados como fundamentales en estos encuentros, de hecho el G-8 será sustituido por el G-20.
Sobre todo los cuatro grandes emergentes, aunque China y la India llevan una cierta ventaja sobre Rusia y Brasil. El problema de Rusia es que su economía todavía depende en gran medida de las materias primas, petróleo y gas, muy importantes sin duda, pero en cuanto el precio del petróleo retrocede, inmediatamente abre enormes agujeros en las arcas públicas y en la balanza de pagos. En el caso de Brasil, la estructura productiva está más diversificada aunque no da la sensación de tener tanto dinamismo como las dos economías asiáticas. Pero, en conjunto, los cuatro efectivamente son un soporte muy importante para la economía mundial. Otros países emergentes latinoamericanos han salido airosos de la crisis…
Con excepción de México, ¿verdad?
México ya tiene sus experiencias con crisis y siempre ha salido reforzado de algún modo. Tal vez esto es uno de los aspectos positivos de la globalización, que si tenemos fuertes locomotoras, como pueden ser China y la India y si a esto se suma una locomotora aquí en Europa, que podría ser Alemania, pues jalan a los demás. Hay algunos países en América Latina que tienen problemas relacionados con el rumbo político que toman que no siempre es muy propicio a la toma de inversiones y a la creación de empleos e innovación tecnológica.
¿Qué espera de la cumbre del G-20 en Pittsburgh?
Yo no espero grandes resultados en detalle, pero sí que sigan apoyando el trabajo que hacen las distintas comisiones a nivel técnico. Esto es una cosa para los técnicos, algo que los políticos no pueden solucionar, pero es necesario el respaldo de los gobiernos.
Jürgen Donges es investigador del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia y fue presidente del Consejo de Asesores Económicos del Gobierno Federal, los llamados Cinco Sabios.
Autora: Eva Usi
Editora: Luna Bolívar Manaut
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