lunes, 12 de noviembre de 2007

"Será rey, pero no me manda a callar"

Hugo Chávez en la Cumbre de los Pueblos
A mí me dijeron que después al rey tuvieron que agarrarlo, se iba a parar de su asiento; que gritaba.
Yo no lo oí

Hugo Chávez
"El rey será rey, pero no me puede hacer callar", dijo el presidente Hugo Chávez en respuesta a los incidentes que protagonizó junto al jefe de Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el rey Juan Carlos de España, el sábado en el cierre de la Cumbre Iberoamericana en Chile.

"No estaba hablando con el rey", dijo el mandatario venezolano luego de que el monarca le pidiera silencio.

"Él es tan jefe de Estado como yo, con la diferencia de que yo soy electo. He sido electo tres veces con el 63%", agregó durante una "Cumbre de los Pueblos" organizada por una universidad de Santiago.

"Son tan jefes de Estado el indio Evo Morales como el rey Juan Carlos de Borbón, ninguno tiene derecho a callar al otro", remató Chávez.

El rey Juan Carlos se había molestado por sus interrupciones constantes durante el discurso de Zapatero, y en un exabrupto sin precedentes le espetó: "¿Por qué no te callas?".

Vea el incidente

El comentario real -que suscitó todo un revuelo en la opinión pública española, venezolana y entre muchos simpatizantes y detractores de Chávez en general-, fue el corolario de un encuentro de líderes iberoamericanos centrado en la cohesión social, y marcado por la discordia.

Agradecimiento

Planta pastera de Botnia
El episodio Zapatero-Chávez-Rey Juan Carlos no fue la única polémica en la cumbre.

El episodio se originó en las críticas de Chávez al ex jefe de Gobierno español, José María Aznar, a quien tildó en reiteradas oportunidades de "fascista", lo que provocó el pedido de respeto por parte de Zapatero:

"Se puede estar en los antípodas de una posición ideológica -y no seré yo quien esté cerca de las ideas de Aznar-, pero fue elegido por los españoles, y exijo ese respeto", dijo el actual inquilino del Palacio de la Moncloa.

Más tarde, Aznar se comunicaría con su sucesor para agradecerle el gesto.

El roce se sumó a las tensiones entre Montevideo y Buenos Aires por el comienzo de las operaciones en una polémica planta de celulosa que desagua en el río Uruguay; el diferendo ya había generado distracciones en la agenda el viernes.

Pero eso no fue todo, porque las críticas del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, contra algunas empresas españolas hicieron que, exasperado, el rey de España abandonara la sala.

Fidel al teléfono

Chávez con Fidel al teléfono
Chávez asistió con Morales y Ortega a una cumbre alternativa, donde se comunicó por teléfono con Castro.

Tras el cierre de la Cumbre Iberoamericana, Zapatero viajó a Buenos Aires, donde se reunió con el presidente Néstor Kirchner y su esposa, la presidenta electa Cristina Fernández, en la residencia de Olivos.

Chávez permaneció en cambio en Santiago. Antes de asistir a la Cumbre de los Pueblos, donde sería designado doctor honoris causa por la universidad privada de Artes y Ciencias Sociales, Arcis, aclaró a la prensa que no pedirá disculpas, y que ni siquiera sabe bien qué fue lo que pasó.

"No tengo nada que responderle al rey. Allá él", afirmó. "A mí me dijeron que después al rey tuvieron que agarrarlo, se iba a parar de su asiento; que gritaba. Yo no lo oí".

"No estoy molesto con nadie. Más bien me voy contento, brincando, y dije lo que tenía que decir: la verdad. Con mi verdad no debo ni temo", dijo, quizá parafraseando -por segunda vez en la jornada- al prócer uruguayo José Gervasio Artigas.

Una vez en el velódromo del Estadio Nacional, Chávez pronunció un discurso de hora y media, durante el cual recibió una llamada de Fidel Castro, el convaleciente mandatario cubano.

"Que lo escuche"

El líder bolivariano repitió en el altoparlante lo que Castro le decía por celular, y antes de cortar pidió a la multitud que se despidiera del cubano "con un gran grito, que él lo escuche allá".

Inmediatamente la multitud coreó: "Fidel, Fidel, qué tiene Fidel, que los imperialistas no pueden con él".

También asistieron a esta cumbre alternativa los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y Nicaragua, Daniel Ortega.

Al evento concurrieron unas 3.000 personas.

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