viernes, 26 de enero de 2007

HOMOSEXUALES EXIGEN JUSTICIA

Las voces que se elevan contra la discriminación de los homosexuales también se hicieron oir en el Foro Social Mundial (FSM), que se realizó en la capital de Kenia entre el 21 y el 25 de enero.

Allí, lesbianas y homosexuales de toda África denuncian que son maltratados por la sociedad.

En la mayoría de los países del continente, la homosexualidad es un tabú. No pocos africanos, incluso, la perciben como una actitud satánica.

Sin embargo, la Coalición de Gays y Lesbianas de Kenia espera que luego del FSM esta percepción cambie. Y también "que nos vean con nuevos ojos", dijo a IPS una de sus integrantes, Pauline Kimani.

"Estamos diciendo que existimos y que somos parte de la sociedad. Queremos ser tratados como personas", agregó.

"Llevar una vida homosexual en Kenia no es difícil cuando uno la mantiene en secreto. El problema es cuando uno se abre. Cuando las muchachas se enteraban de que yo era lesbiana temían sentarse a mi lado. Pensaban que les pegaría", recordó Kimani, una estudiante universitaria de Nairobi.

En otros países, la discriminación se manifiesta a través de la violencia. Esta llega incluso al asesinato de lesbianas y homosexuales a causa de su opción sexual.

En diálogo con IPS, Fikile Vilakazi, directora de la Coalición de Lesbianas Africanas, citó el ejemplo de Zoliswa Nkonyana, de 19 años, asesinada por una turba en la sudafricana Ciudad del Cabo a comienzos del año pasado.

Además del riesgo de muerte, las lesbianas corren peligro de violación en Sudáfrica, un país con uno de los registros más altos de agresiones sexuales del continente.

Vilakazi también destacó un caso ocurrido en Zimbabwe, en el que siete lesbianas fueron severamente golpeadas por una multitud a fines del año pasado.

Tampoco les va bien a los homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgénero de Uganda. Quienes luchan por los derechos de las minorías sexuales sufren el continuo acoso policial, como le ocurrió a Juliet Victor Mukasa.

"Atracaron mi casa y arrestaron a mi pareja. La maltrataron y desvistieron para confirmar su género, y la detuvieron durante horas. Eso fue humillante. Además, se llevaron los documentos de la organización, que tienen toda la información sobre nuestras actividades", dijo a IPS Mukasa, presidenta de la organización Minorías Sexuales.

Mukasa, que debió esconderse temiendo por su vida, ahora demanda al gobierno, tras el incidente que tuvo lugar en 2005. "Busco justicia. Debo luchar por la liberación de mis compañeras lesbianas que viven con miedo, que pierden sus hogares y empleos y que temen ser rechazadas a causa de su orientación sexual", dijo.

Esos relatos de temor también abundan en Ruanda.

"A causa de la hostilidad y de los comentarios negativos sobre los homosexuales, operamos 'dentro del armario'. Nuestra organización funciona reservadamente, porque tememos ser descubiertas y arrestadas", explicó Brenda, quien por razones de seguridad prefirió no identificar su apellido.

Algunos analistas atribuyen a las leyes de la mayoría de los países africanos la criminalización y discriminación de los homosexuales. En muchas de esas naciones la homosexualidad es ilegal, y las sanciones son severas.

En Kenia, por ejemplo, la homosexualidad se castiga con hasta 14 años de prisión. En la vecina Uganda, la sentencia máxima es la cadena perpetua, mientras que en Ruanda la pena oscila entre los seis años de prisión y la cadena perpetua.

Ahora surgen reclamos de que estas leyes "arcaicas" sean revisadas.

"La mayoría de estas leyes son antiguas, heredadas de regímenes coloniales. Todavía las usamos, mientras que los países de donde son originarias ya las cambiaron e incluso ilegalizan la discriminación por orientación sexual", señaló Judy Kaari, de la Coalición de Gays y Lesbianas de Kenia.

Unos pocos países, entre ellos Sudáfrica, tienen leyes que protegen a los homosexuales, incluido el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo, aprobado el año pasado.

Pero algunos activistas que esas normas no bastan por sí solas para acabar con la discriminación y demonización de los homosexuales, por lo que se requieren grupos de apoyo y las campañas de concientización que ayuden a la sociedad a aceptar a las minorías.

Estas campañas deben tener entre sus objetivos a las comunidades religiosas, según Annika Rodríguez, de Skeiv Solidaritet (Solidaridad Homosexual), una organización de lesbianas de Noruega, país que cuenta con leyes liberales en la materia.

Rodríguez aseguró que las comunidades religiosas no saben cómo tratar a los jóvenes homosexuales que necesitan consuelo.

"Cuando acuden a los sacerdotes, éstos rezan por ellos para que sean curados. Pero la homosexualidad no es una enfermedad. Los sacerdotes les hacen sentir que sus vidas no valen la pena. Muchos de ellos intentan suicidarse porque no pueden hacer frente a la situación", agregó.

También señaló que un estudio realizado en 1997 en Noruega reveló que 25 por ciento de los adolescentes homosexuales --tanto hombres como mujeres-- habían intentado suicidarse.

Educar al público sobre diferentes clases de orientación sexual sigue siendo un gran desafío, "pero es el camino a seguir", subrayó Vilaka.

Varias personas lesbianas, homosexuales, bisexuales y transgénero que asisten al FSM esperan que de los debates surjan soluciones relativas a su lucha.

El FSM es una reunión anual de decenas de miles de activistas sociales que buscan maneras de contrarrestar el dominio de las naciones occidentales ricas.

Habitualmente tiene lugar en enero, como manera de contrarrestar el Foro Económico Mundial, reunión anual de poderosas elites empresariales y políticas, que se realiza en la localidad suiza de Davos.

Desde 2001, estas conferencias se celebraron en Brasil e India. El año pasado fue un foro policéntrico, realizado en tres lugares: Bamako, Caracas y Karachi, centro comercial de Pakistán. Por lo menos 50.000 personas de todo el mundo están presentes en el de Nairobi.

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