miércoles, 31 de enero de 2007

Gays chinos obligados al matrimonio

Como muchos gays en China, Chen Lei, de 22 años, está disfrutando las recientes libertades de la vida urbana homosexual. Sin embargo, está convencido de que va a tener que aceptar un triste destino: va a tener que casarse con una mujer.

Por razones económicas, sociales y culturales, en China existe una fuerte presión sobre los homosexuales para que se casen y crien familias.

En el caso de Chen, su familia proviene de una aldea en la Mongolia Interior, y él no se atreve a contarles sobre su vida privada en la gran ciudad porque sabe que no lo tolerarían.

''Yo sólo tengo una hermana mayor. Así que definitivamente voy a tener que casarme y tener hijos'', dijo Chen. Su madre ya le ha presentado dos jovencitas.

Las actitudes hacia el homosexualismo se han relajado en las grandes ciudades chinas, donde las barras gay prosperan y los sitios web estimulan un sentido de comunidad. Mencionar la homosexualidad ya no es tabú en los noticieros de TV y en los anuncios de servicios públicos. La prensa gubernamental ha dejado de agrupar a los homosexuales junto con las prostitutas, los drogadictos y los jugadores compulsivos. Han surgido grupos gay en las universidades.

Sin embargo, una característica particularmente china es la enorme presión familiar que los homosexuales tienen que soportar. Han pasado casi tres décadas desde que China adoptó la política de ''un solo hijo'' para controlar una explosión demográfica que ya ha superado los 1,300 millones de habitantes. La mayoría de los homosexuales son hijos únicos. Si no se casan y no tienen hijos, sus familias pudieran desaparecer, un terrible destino para la mayoría de los chinos.

''La gran diferencia entre los homosexuales chinos y los occidentales es que muchos de ellos (aquí) van a tener matrimonios heterosexuales'', dijo Li Yinhe, una investigadora sobre conducta sexual.

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