miércoles, 31 de enero de 2007

Chile a punto de aprobar Pacto de Uniones Civiles para parejas gays

Cuando faltan pocos meses para la promulgación de una Ley contra la Discriminación en Chile, el movimiento homosexual chileno está convencido de que pronto también serán posibles las 'uniones civiles' entre personas del mismo sexo.

Así lo prometió la presidenta del país, Michelle Bachelet, en su programa de gobierno para la legislatura actual, y, según el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), cuyo presidente fue entrevistado por Efe, respaldan esa idea la mayoría de los parlamentarios del Congreso Nacional.

Aunque las promesas electorales y la apertura de mentalidad de la sociedad chilena auguraban un buen momento histórico para la regulación de las parejas de hecho, el Movilh advirtió de que no era una prioridad para el Ejecutivo de Bachelet, por lo que decidió elaborar por su cuenta un proyecto que posibilitara este tipo de uniones y salió a la caza de apoyo parlamentario.

El proyecto, preparado con la ayuda de abogados de las universidades de Chile y Diego Portales, propone regular los derechos de herencia, los sistemas de previsión en salud y la seguridad social entre las parejas de hecho, ya sean homosexuales o heterosexuales.

Los principales opositores, la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI) y la Iglesia católica, argumentan que éste sería el primer paso para los matrimonios homosexuales, que en España fueron legalizados a mediados de 2005.

El presidente del Movilh, Rolando Jiménez, califica ese argumento de falso y sostiene que en su país 'no hay ninguna posibilidad de que, incluso los más progresistas, estén dispuestos a instalar de manera seria y rigurosa la idea de igualdad de matrimonio entre gays y lesbianas'.

Añade que, además, desde el Movilh no comparten 'la concepción ética y cultural de la institución del matrimonio', y explica que no conciben las uniones civiles 'como un matrimonio de segunda', sino más bien al contrario, por considerar que 'es mucho mejor'.

En cualquier caso, si llega el día en que se apruebe dicha Ley, Chile sería el primer país latinoamericano que tendría una regulación de este tipo vigente en todo el territorio nacional.

A juicio de Jiménez, la iniciativa del colectivo que lidera 'se da en el contexto de una profunda transformación ética y moral' de la sociedad chilena y algunas de sus instituciones.

Tal y como recuerda el presidente de Movilh, 'no es asunto baladí que el año pasado se celebrara una 'Gay Parade' prácticamente frente el edificio presidencial de La Moneda; fueron 1.500 homosexuales participando en un acto público'.

Según las encuestas, en los últimos diez años los índices de homofobia se han reducido notoriamente en Chile, pero, aun así, todavía la mitad de los chilenos piensa que hay que investigar la causa de la homosexualidad, que es un 'problema' fisiológico y se mantienen en el país leyes de contenido penal como la que limita la edad de inicio en las relaciones entre personas del mismo sexo.

'Si bien es cierto que el panorama ha mejorado, hay mucho por hacer', señala Jiménez, a lo que añade que 'ahora los jóvenes homosexuales chilenos ya andan por la calle cogidos de la mano y dándose besos como si no hubiera homofobia, pero existe todavía'.

El presidente del Movilh lamenta otra situación paradójica que se produce en Chile, y es que la población común y corriente está mucho más avanzada en esta cuestión que la mayoría de las instituciones, entre las que ocupa el extremo más intransigente la Iglesia católica.

'Cada vez que se ponen en discusión temas éticos, la Iglesia tira sobre la mesa su rol de defensa de los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet, le hace un chantaje (...) a la sociedad y también a su clase dirigente, pero ya hemos pagado un precio demasiado alto', denuncia el presidente del movimiento homosexual.

En estos momentos los homosexuales chilenos tienen una gran esperanza y se creen capaces de impulsar cambios en algunas parcelas de la realidad en la que viven, aunque saben que tendrán que seguir conviviendo con cierto grado de homofobia endémica sólo combatible a largo plazo, probablemente por medio de la educación.

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