A pesar de los logros obtenidos, y de que en el gobierno haya políticos homosexuales, en la sociedad alemana la igualdad de derechos y el marco legal para parejas del mismo género aún no se han afirmado del todo.
Guido Westerwelle, vicecanciller alemán, y su pareja, Michael Mronz.
Desde 2009, el ministro de Exteriores alemán es homosexual, y grandes ciudades como Berlín y Hamburgo son gobernadas también desde hace años por políticos homosexuales. Cuando el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, viajó a China y a Japón, lo acompañó su pareja. Y eso tuvo cierta repercusión. Que un líder diplomático viajara con un hombre a su lado en lugar de una mujer era algo nunca visto. Pero la cobertura informativa en los medios alemanes no hizo hincapié en el detalle y lo asumió como algo normal. Berlín, la capital de Alemania, es gobernada desde el 2001 por Klaus Wowereit, también homosexual.
Sin embargo, ser homosexual y político en Alemania no es de ningún modo el privilegio de un determinado partido. El alcalde de la ciudad de Hamburgo es Ole von Beust, demócrata cristiano, y el presidente del grupo parlamentario de Los Verdes es Volker Beck, ambos gay. El ministro de Exteriores y vicecanciller Guido Westerwelle, por su parte, es el líder del Partido Demócrata Liberal (FDP).
Ser homosexual ya no es tabú
Klaus Wowereit, alcalde de Berlín.
El hecho de que tales figuras hayan podido llegar tan lejos es, en gran parte, obra de algunos valientes, como el maestro retirado Detlef Mücke, que en su época luchó por los derechos de los homosexuales, cuando ser gay podía significar la exclusión del ejercicio profesional. Cuando un colega de Detlef Mücke fue despedido, Mücke organizó manifestaciones de protesta. Un gesto que denota coraje. “Tenía el apoyo de todo el cuerpo docente; eso fue muy importante. Ese era el apoyo emocional. Y en mi sindicato tenía el apoyo político, sin el cual no hubiéramos podido hacer lo que hicimos, una labor pionera. Planteamos que había que hablar sobre el tema tabú que era la homosexualidad en el área educativa. Y que había que hablar en general sobre el tema. El Tribunal Constitucional federal sostenía que la tarea de esclarecer sobre la sexualidad no sólo era derecho de los padres, sino una tarea fundamental de la escuela”, explica Detlef Mücke.
En esa época, a mitades de los años 70, el parágrafo 175 del código penal había sido reformado por segunda vez. A raíz de eso, sólo eran punibles las relaciones homosexuales con hombres menores de 18 años, y con mujeres de menos de 14 años. Esto último se aplicaba también a las relaciones heterosexuales, tanto para hombres como para mujeres. El mencionado parágrafo, que proviene de la época imperial alemana y del nacionalsocialismo, fue anulado definitivamente en 1994.
La liberación sexual tiene historia
Anne Will (r), moderadora de televisión, y Miriam Meckel, su pareja.
Las luchas por los derechos de los homosexuales de ambos géneros formaron parte de los movimientos del año 68 en todo el mundo, en los que la liberación sexual tuvo un rol central. A mitades de los años 80 se construyó en Berlín el Museo de la Homosexualidad, en la que se la documentó históricamente. Y entre los numerosos colaboradores ad honorem del museo se encuentra Detlef Mücke: “Cuando dirijo visitas guiadas en el Museo de la Homosexualidad también menciono mi historia. Por ejemplo, que casi se me prohibió ejercer mi profesión por ser homosexual, y también que hemos logrado avanzar enormemente en la lucha por la igualdad de derechos”, subraya Mücke.
En Alemania, la ley reconoce legalmente los derechos de las parejas del mismo género y les asegura las mismas garantías que poseen los cónyuges heterosexuales en el matrimonio, en lo que respecta a la manutención y a los apellidos. En cuanto al derecho de adopción y al derecho fiscal, sin embargo, aún hay diferencias, pero también se están produciendo cambios en esas áreas. En un peritaje actual del Parlamento Alemán se llegó a la conclusión de que la prohibición de adoptar hijos es inconstitucional, y ya existe una apelación ante la Corte Suprema. A pesar del progreso, aún hay mucho por hacer.
Y la lucha continúa
Hape Kerkeling, comediante.
Y esto vale tanto para gays como para lesbianas: “Creo que, por el momento, es un fenómeno que cuenta con la aceptación general, lo que no significa que no se produzcan violencia ni ataques. No creo que en la sociedad se haya dado un desarrollo tal que podamos sentirnos a salvo de la violencia”, dice Sabine Bohle. El Círculo Alemán de Lesbianas trabaja para ayudar a las mujeres de otros países que son discriminadas y perseguidas por su orientación sexual. Y exige que dicha persecución se reconozca como motivo para brindar asilo político a quienes emigren.
En Alemania aún no se ha llegado a una total aceptación de las mujeres y los hombres homosexuales. La brecha entre el campo y la ciudad es muy grande, por mencionar uno de los factores, y eso hace que una gran mayoría de homosexuales prefiera vivir en las metrópolis.
Si bien la orientación sexual no es un factor determinante en la actividad profesional, y no la define en sí, es cierto que el hecho de que muchos famosos salgan del armario y de que la labor de personas como Detlef Mücke haya sido premiada en 2005 con la Cruz por el Mérito por el presidente alemán, Horst Köhler, estimula a homosexuales y transexuales a ser más auténticos y a confiar en sí mismos. Y es una señal de que la sociedad sigue evolucionando.
Autor: M. Fürstenau / H. Wrege / C. Papaleo
Editor: José Ospina Valencia
Desde 2009, el ministro de Exteriores alemán es homosexual, y grandes ciudades como Berlín y Hamburgo son gobernadas también desde hace años por políticos homosexuales. Cuando el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, viajó a China y a Japón, lo acompañó su pareja. Y eso tuvo cierta repercusión. Que un líder diplomático viajara con un hombre a su lado en lugar de una mujer era algo nunca visto. Pero la cobertura informativa en los medios alemanes no hizo hincapié en el detalle y lo asumió como algo normal. Berlín, la capital de Alemania, es gobernada desde el 2001 por Klaus Wowereit, también homosexual.
Sin embargo, ser homosexual y político en Alemania no es de ningún modo el privilegio de un determinado partido. El alcalde de la ciudad de Hamburgo es Ole von Beust, demócrata cristiano, y el presidente del grupo parlamentario de Los Verdes es Volker Beck, ambos gay. El ministro de Exteriores y vicecanciller Guido Westerwelle, por su parte, es el líder del Partido Demócrata Liberal (FDP).
Ser homosexual ya no es tabú
Klaus Wowereit, alcalde de Berlín.
El hecho de que tales figuras hayan podido llegar tan lejos es, en gran parte, obra de algunos valientes, como el maestro retirado Detlef Mücke, que en su época luchó por los derechos de los homosexuales, cuando ser gay podía significar la exclusión del ejercicio profesional. Cuando un colega de Detlef Mücke fue despedido, Mücke organizó manifestaciones de protesta. Un gesto que denota coraje. “Tenía el apoyo de todo el cuerpo docente; eso fue muy importante. Ese era el apoyo emocional. Y en mi sindicato tenía el apoyo político, sin el cual no hubiéramos podido hacer lo que hicimos, una labor pionera. Planteamos que había que hablar sobre el tema tabú que era la homosexualidad en el área educativa. Y que había que hablar en general sobre el tema. El Tribunal Constitucional federal sostenía que la tarea de esclarecer sobre la sexualidad no sólo era derecho de los padres, sino una tarea fundamental de la escuela”, explica Detlef Mücke.
En esa época, a mitades de los años 70, el parágrafo 175 del código penal había sido reformado por segunda vez. A raíz de eso, sólo eran punibles las relaciones homosexuales con hombres menores de 18 años, y con mujeres de menos de 14 años. Esto último se aplicaba también a las relaciones heterosexuales, tanto para hombres como para mujeres. El mencionado parágrafo, que proviene de la época imperial alemana y del nacionalsocialismo, fue anulado definitivamente en 1994.
La liberación sexual tiene historia
Anne Will (r), moderadora de televisión, y Miriam Meckel, su pareja.
Las luchas por los derechos de los homosexuales de ambos géneros formaron parte de los movimientos del año 68 en todo el mundo, en los que la liberación sexual tuvo un rol central. A mitades de los años 80 se construyó en Berlín el Museo de la Homosexualidad, en la que se la documentó históricamente. Y entre los numerosos colaboradores ad honorem del museo se encuentra Detlef Mücke: “Cuando dirijo visitas guiadas en el Museo de la Homosexualidad también menciono mi historia. Por ejemplo, que casi se me prohibió ejercer mi profesión por ser homosexual, y también que hemos logrado avanzar enormemente en la lucha por la igualdad de derechos”, subraya Mücke.
En Alemania, la ley reconoce legalmente los derechos de las parejas del mismo género y les asegura las mismas garantías que poseen los cónyuges heterosexuales en el matrimonio, en lo que respecta a la manutención y a los apellidos. En cuanto al derecho de adopción y al derecho fiscal, sin embargo, aún hay diferencias, pero también se están produciendo cambios en esas áreas. En un peritaje actual del Parlamento Alemán se llegó a la conclusión de que la prohibición de adoptar hijos es inconstitucional, y ya existe una apelación ante la Corte Suprema. A pesar del progreso, aún hay mucho por hacer.
Y la lucha continúa
Hape Kerkeling, comediante.
Y esto vale tanto para gays como para lesbianas: “Creo que, por el momento, es un fenómeno que cuenta con la aceptación general, lo que no significa que no se produzcan violencia ni ataques. No creo que en la sociedad se haya dado un desarrollo tal que podamos sentirnos a salvo de la violencia”, dice Sabine Bohle. El Círculo Alemán de Lesbianas trabaja para ayudar a las mujeres de otros países que son discriminadas y perseguidas por su orientación sexual. Y exige que dicha persecución se reconozca como motivo para brindar asilo político a quienes emigren.
En Alemania aún no se ha llegado a una total aceptación de las mujeres y los hombres homosexuales. La brecha entre el campo y la ciudad es muy grande, por mencionar uno de los factores, y eso hace que una gran mayoría de homosexuales prefiera vivir en las metrópolis.
Si bien la orientación sexual no es un factor determinante en la actividad profesional, y no la define en sí, es cierto que el hecho de que muchos famosos salgan del armario y de que la labor de personas como Detlef Mücke haya sido premiada en 2005 con la Cruz por el Mérito por el presidente alemán, Horst Köhler, estimula a homosexuales y transexuales a ser más auténticos y a confiar en sí mismos. Y es una señal de que la sociedad sigue evolucionando.
Autor: M. Fürstenau / H. Wrege / C. Papaleo
Editor: José Ospina Valencia
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