Los datos son alarmantes: el desempleo en España aumentó en noviembre en 171.000 personas y roza ya los tres millones de afectados, 900.000 más que un año antes. Los más afectados son los inmigrantes.
El gran sueño de Germán era pasar la Navidad con su familia en Colombia. Pero no va a poder ser. "En octubre me despidieron y hasta ahora no he encontrado trabajo", cuenta este obrero de 32 años oriundo de la región del Valle del Cauca.
"Menos mal que cobro el paro (subsidio del desempleo), eso es lo bueno de estar en España. Así puedo seguir pagando mi habitación y aguantar hasta conseguir algo nuevo", relata. Germán responde perfectamente al perfil medio de los nuevos desempleados en España: inmigrante, hombre y procedente del sector de la construcción o el de servicios. Así se desprende de los datos hechos públicos esta semana por el Ministerio de Trabajo e
Inmigración en Madrid
Casi 380.000 inmigrantes sin trabajo
La crisis económica y financiera mundial, acentuada en España por el desplome del sector inmobiliario y el de la construcción, ha convertido a este país, y por amplio margen, en el peor parado de la eurozona. Del milagro se pasó a la pesadilla. La crisis golpea con especial saña a los inmigrantes, casi 380.000 de los cuales están actualmente sin trabajo. Esto supone un aumento de nada menos que un 91,4 por ciento respecto a noviembre de 2007. O, lo que es lo mismo, 181.286 sueños rotos más.
Si la tasa de desempleo entre los españoles alcanza el 11,3 por ciento, el del colectivo inmigrante, encabezado por rumanos, marroquíes, ecuatorianos, colombianos y bolivianos, asciende al 17,5 por ciento. Y todo hace pensar que seguirá subiendo, ya que actualmente unas 2.500 personas pierden su puesto cada día.
Sus familias en América Latina recibirán menos remesas
En el sector de la construcción, en el que trabajan muchos inmigrantes como Germán, el desempleo se incrementó en un 106 por ciento en los pasados 12 meses, y en el de servicios, que también da trabajo a muchos extranjeros, la subida fue del 35 por ciento.
Esto se nota también en el dinero que los inmigrantes, que suman 5,2 millones de personas (el 11,3 por ciento de la población), envían a sus países. Según el Banco de España, en el primer semestre de 2008 las remesas cayeron el 7,3 por ciento, hasta los 1.775 millones de euros (unos 2.235 millones de dólares). «Antes podía enviar más", corrobora Germán, que tiene a su esposa y a su hija pequeña en Colombia.
En riesgo de perder sus casas
Dentro de todo, Germán todavía tiene suerte, porque vive de alquiler. Pero en los años del "boom", muchos inmigrantes compraron viviendas y ahora ya no son capaces de pagar las letras, con lo que corren el riesgo de perder sus casas. Peor lo tienen aquellos que incluso avalaron a otros compatriotas que también han perdido su trabajo y se enfrentan ahora a una deuda astronómica.
Ante este panorama, el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero dio un giro radical en su política de inmigración y aprobó un plan voluntario de retorno que ofrece incentivos económicos a los extranjeros desempleados para que regresen a sus países a cambio de renunciar a sus permisos de trabajo y residencia.
Con ello, el Ejecutivo espera mejorar la estadística y reducir gastos, ya que las prestaciones por desempleo para este colectivo ascienden en lo que va de año a 215 millones de euros (unos 270 millones de dólares). Pero de momento son pocos los que están dispuestos a acogerse a este plan. El argumento es siempre el mismo: en sus países la situación es aún peor y en España disfrutan de un buen sistema de seguridad social al que, además, han aportado de forma sustancial.
De hecho, los demógrafos calculan que en un país como España, con un fuerte envejecimiento de la población, harán falta hasta el año 2020 otros 2,3 millones de inmigrantes laborales para garantizar el actual modelo de bienestar, incluidas las pensiones. Esto reafirma a muchos como Germán en su decisión de quedarse y aguantar: "Ahora nos está tocando duro, pero ya saldremos adelante".
El gran sueño de Germán era pasar la Navidad con su familia en Colombia. Pero no va a poder ser. "En octubre me despidieron y hasta ahora no he encontrado trabajo", cuenta este obrero de 32 años oriundo de la región del Valle del Cauca.
"Menos mal que cobro el paro (subsidio del desempleo), eso es lo bueno de estar en España. Así puedo seguir pagando mi habitación y aguantar hasta conseguir algo nuevo", relata. Germán responde perfectamente al perfil medio de los nuevos desempleados en España: inmigrante, hombre y procedente del sector de la construcción o el de servicios. Así se desprende de los datos hechos públicos esta semana por el Ministerio de Trabajo e
Inmigración en Madrid
Casi 380.000 inmigrantes sin trabajo
La crisis económica y financiera mundial, acentuada en España por el desplome del sector inmobiliario y el de la construcción, ha convertido a este país, y por amplio margen, en el peor parado de la eurozona. Del milagro se pasó a la pesadilla. La crisis golpea con especial saña a los inmigrantes, casi 380.000 de los cuales están actualmente sin trabajo. Esto supone un aumento de nada menos que un 91,4 por ciento respecto a noviembre de 2007. O, lo que es lo mismo, 181.286 sueños rotos más.
Si la tasa de desempleo entre los españoles alcanza el 11,3 por ciento, el del colectivo inmigrante, encabezado por rumanos, marroquíes, ecuatorianos, colombianos y bolivianos, asciende al 17,5 por ciento. Y todo hace pensar que seguirá subiendo, ya que actualmente unas 2.500 personas pierden su puesto cada día.
Sus familias en América Latina recibirán menos remesas
En el sector de la construcción, en el que trabajan muchos inmigrantes como Germán, el desempleo se incrementó en un 106 por ciento en los pasados 12 meses, y en el de servicios, que también da trabajo a muchos extranjeros, la subida fue del 35 por ciento.
Esto se nota también en el dinero que los inmigrantes, que suman 5,2 millones de personas (el 11,3 por ciento de la población), envían a sus países. Según el Banco de España, en el primer semestre de 2008 las remesas cayeron el 7,3 por ciento, hasta los 1.775 millones de euros (unos 2.235 millones de dólares). «Antes podía enviar más", corrobora Germán, que tiene a su esposa y a su hija pequeña en Colombia.
En riesgo de perder sus casas
Dentro de todo, Germán todavía tiene suerte, porque vive de alquiler. Pero en los años del "boom", muchos inmigrantes compraron viviendas y ahora ya no son capaces de pagar las letras, con lo que corren el riesgo de perder sus casas. Peor lo tienen aquellos que incluso avalaron a otros compatriotas que también han perdido su trabajo y se enfrentan ahora a una deuda astronómica.
Ante este panorama, el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero dio un giro radical en su política de inmigración y aprobó un plan voluntario de retorno que ofrece incentivos económicos a los extranjeros desempleados para que regresen a sus países a cambio de renunciar a sus permisos de trabajo y residencia.
Con ello, el Ejecutivo espera mejorar la estadística y reducir gastos, ya que las prestaciones por desempleo para este colectivo ascienden en lo que va de año a 215 millones de euros (unos 270 millones de dólares). Pero de momento son pocos los que están dispuestos a acogerse a este plan. El argumento es siempre el mismo: en sus países la situación es aún peor y en España disfrutan de un buen sistema de seguridad social al que, además, han aportado de forma sustancial.
De hecho, los demógrafos calculan que en un país como España, con un fuerte envejecimiento de la población, harán falta hasta el año 2020 otros 2,3 millones de inmigrantes laborales para garantizar el actual modelo de bienestar, incluidas las pensiones. Esto reafirma a muchos como Germán en su decisión de quedarse y aguantar: "Ahora nos está tocando duro, pero ya saldremos adelante".
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