El Anuario de Canarias 2008 recoge un artículo en el que se afirma que la homosexualidad causa "desórdenes" en la humanidad y se acusa a los gays de encabezar una nueva "inquisición" contra la Iglesia
Hace poco más de una semana se presentó el Anuario de Canarias 2008, una publicación que recoge, a través de artículos de buena parte de los políticos y profesionales de la comunicación regionales, los hechos más relevantes acontecidos durante el año pasado. Editado por la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, cuenta con el patrocinio de instituciones como el Gobierno de Canarias, el Cabildo Insular, el Ayuntamiento de la capital tinerfeña y el ente Radio Televisión Canaria. Días atrás tuve ocasión de poder echar un vistazo a un ejemplar y la verdad es que me pareció una iniciativa cada vez más consolidada y de recomendada lectura. Sin embargo, al detenerme por casualidad en la página 181, no pude evitar llevarme un sobresalto.
El artículo en cuestión, redactado por una periodista del diario tinerfeño El Día, lleva por título "Los escándalos de la Iglesia". Pensaba que se iba a hacer referencia, a modo de recapitulación, a los desafortunados sucesos en los que estuvo inmersa esta institución a finales de 2007 y el año pasado: las declaraciones del Obispo de Tenerife sobre la pederastia, el caso del sacerdote grabado por las cámaras de televisión... Pero no fue así.
Al contrario. El texto comienza como un alegato en defensa de la moral cristiana en el que se reparten críticas contra la investigación genética, el aborto, la eutanasia o la homosexualidad. Lo resume todo en unas pocas líneas situadas en el primer párrafo, que reproducimos a continuación:
"Algunos se jactan abiertamente de que no les importa nada la Iglesia, pero, en la práctica, no paran de opinar y de lanzar críticas cuando, por ejemplo, un obispo expone lo que está escrito en los diez mandamientos -que es lo mismo que se puede leer en el corazón del ser humano que actúa con rectitud- pero con ejemplos del siglo XXI: el peligro de la manipulación genética, los desórdenes que conlleva para la humanidad la práctica homosexual, el falso lenguaje de muerte para enmascarar el aborto o la eutanasia".
Es decir, ¿asegura que la homosexualidad causa desórdenes para la humanidad y que cualquiera que no piense eso no actúa con rectitud? No podía salir de mi asombro. En el párrafo siguiente, la periodista se adueña de un término acuñado por el profesor J.H. Weiler, uno de los defensores de la mención de la tradición cristiana en la futura Constitución Europea. En el artículo del Anuario de Canarias, se coloca como principal impulsor de la cristofobia al lobby gay:
"Se detecta en la actualidad cierto tufo de cristofobia. La persecución contra el cristianismo arrecia, y en vanguardia de la cristofobia se encuentra el lobby gay, que desea reavivar la inquisición para silenciar a los cristianos. ¿Cuánto falta para que el lobby gay internacional lleve a la Iglesia ante la Corte Penal Internacional por homofobia?".
La pregunta es: ¿resulta correcto que en una publicación patrocinada por las instituciones públicas se incluyan afirmaciones que fácilmente podrían ser tachadas de homófobas? ¿Se ha gastado dinero de los canarios en dar difusión a un artículo que acusa a los gays de causar desórdenes en la humanidad y de encabezar una nueva inquisición contra la Iglesia?
Nota de la redacción: hemos considerado conveniente añadir, en la galería de imágenes, una captura de la página que contiene el artículo, así como algunos de los fragmentos de texto a los que hace referencia el autor de esta crónica.
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