lunes, 31 de diciembre de 2007

Ser un adolescente gay en la Argentina





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ROCA (AR).- En un año marcado por el regreso de las crónicas y la sana aparición de los nuevos narradores argentinos en varios e interesantes libros ("En celo", "In Fraganti", "Argentina crónica" y "Los Golden Boys", entre otros textos), "Los imprudentes", de Josefina Licitra, editado por Tusquets, se inscribe entre los absolutamente recomendables.

El tema que eligió para su libro la periodista es el de la adolescencia gay en la Argentina (aunque habría que aclarar que está centrado exclusivamente en Buenos Aires más allá de que el libro se plantee como historias del país). Pero aún en lo acotado de la geografía, las historias corales que forman el libro sirven de abanico para poner en primer plano la crisis que enfrentan, familiar y social, al revelar su condición sexual.

El recorrido que hace la periodista parte de la historia de Santos, y junto a él recorre distintos casos y distintos escalones sociales.

Santos es un adolescente de clase alta porteña. Un chico criado en el exclusivo Barrio Parque, en una familia tradicional, de doble apellido e institutos privados. Y en ese escenario, en cuanto el adolescente se anima a enfrentarlos con la verdad sobre su sexualidad, los padres deciden enviarlo a un psicoanalista del Opus Dei que le asegura, aunque en otras palabras, que "su enfermedad tiene cura".

Si algo sorprende en los testimonios que toma Licitra para elaborar su crónica es que, mientras en las clases más altas, las familias hacen de cuenta que entienden (por aquello de lo políticamente correcto) pero piden a sus hijos que no lo hagan evidente, en las clases sociales más bajas no sólo hay comprensión sino también apoyo. Es muy elocuente la escena de la madre que acompaña a su hijo, ya un profesor de secundaria (un caso que tomó estado público) y le dice que sea lo que es, que la vida es una sola y que tiene que animarse a vivirla como quiera, con polleras e implantes incluidos.

Aunque los padres juegan un rol muy importante en el libro, y en la mayoría de los casos son las figuras más criticadas por los adolescentes, la periodista está muy lejos de "demonizarlos".

Lo que queda claro en el libro es que más allá de que Buenos Aires haya sido declarada una ciudad "gay friendly", de que se abra un fastuoso hotel gay, y de que haya una apertura sobre el tema,y menos prejuicios, la homosexualidad sigue siendo un tema inquietante para la sociedad, y que a esos chicos les toca navegar no sólo por ese cauce sino también y sobre todo, por las inestables aguas de la adolescencia. (V. B.)

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