"La responsabilidad empieza desde arriba. Lo que sucedió el 1 de mayo fue absolutamente y seriamente mal", señaló Villaraigosa -con cierto esfuerzo- en español antes de responder a las preguntas de los periodistas.
Antonio Villaraigosa, alcalde de Los Ángeles |
El domingo, Bratton ya había anunciado la suspensión de unos 60 efectivos del equipo antimotines que actuaron en el Parque McCarthur donde ocurrió el incidente.
Imágenes de varias cadenas de televisión mostraron a los policías disparando balas de goma y pegando con bastones a personas que en apariencia caminaban tranquilamente en la marcha. Una camarógrafa fue tirada al piso mientras una colega se quejaba ante los agentes.
"Cambio necesario"
"No hay razón para ser tan violentos. Ellos tenían el deber de tratar a la gente con más respeto y poder separar a las personas que estaban tirando las botellas y no atacar como si todos fueran culpables", dijo a BBC Mundo el concejal de Los Ángeles, Ed Reyes.
Varios testigos han señalado que la policía actuó ese día en respuesta a un grupo de jóvenes que habían lanzado botellas contra los agentes, pero terminaron avanzando contra las personas que marchaban en el parque vecino.
La Comisión de la Policía de Los Ángeles, una entidad supervisora encabezada por John Mack, deberá emitir un informe en un plazo de 30 días tras el incidente.
"El jefe Bratton anunciará un nuevo equipo de liderazgo para el departamento central del LAPD (Departamento de Policía de Los Ángeles, por sus siglas en inglés) mañana (por el martes). El jefe Bratton y yo estamos comprometidos a hacer cualquier cambio necesario para los derechos de cada angelino", dijo Villaraigosa.
El alcalde debió regresar antes de lo previsto de una gira por Centroamérica y México para hacer frente a la crisis política en su ciudad.
La historia reciente de Los Ángeles está repleta de incidentes, como los disturbios de 1992 tras la exoneración de policías filmados mientras le propinaban una golpiza al conductor negro, Rodney King.
"Cuando vemos lo que ocurrió en los disturbios en 1992, a lo que ocurrió a la gente latina, chicana, en 1971 cuando mataron a Rubén Salazar, es una historia que desgraciadamente ha reducido nuestra capacidad de tener más confianza con la policía", indicó el concejal Reyes.
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